El Barça devuelve al Celta a la realidad


Una combinación de errores propios y mala suerte frente a un adversario claramente superior devolvieron anoche al Celta a la cruda realidad de la Liga. La goleada encajada frente al invicto Barça, el intratable líder de la Liga, no deja sin embargo en mal lugar al conjunto de Luis Enrique, que se mantuvo de pie en los momentos de adversidad y trató de sobrevivir en el partido siendo fiel a sus señas de identidad. El Barcelona, con algo de ayuda de los celestes, una pizca de fortuna y un arsenal demoledor, se encontró muy pronto en el escenario ideal de partido (un gol al inicio del primer tiempo y dos nada más reanudarse el partido) y no dio opción a un Celta al que salvó la diligencia y digninidad con que se comportó hasta el final en el partido.

Rafinha por Mina
Luis Enrique fue fiel al viejo lema de no cambiar los que funciona y apenas introdujo un cambio con respecto al once que asombró en La Rosaleda. Rafinha, sancionado ante el Málaga, entró por Mina en un once prácticamente calcado al que goleó al equipo andaluz, con Augusto como extremo derecha y el brasileño en posición interior de medio campo con Oubiña y Álex López.

Martino, en cambio, confirmó su anunciada política de rotaciones. Se dejó a Xavi, Iniesta y a Neymar en el banquillo y formó con un medio campo inédito (Song, Busquets, Cesc, éste por delante con libertad de movivientos) y Alexis, Messi y Pedro en punta. En la defensa, Bartra y Puyol ocuparon el eje de la línea y Alves y Adriano los costados.

Un tiro en la sien
La imposibilidad de discutir la pelota al Barcelona propició que el Celta plantease el choque a la expectativa, intentando achicar el espacio en campo propio con la idea de robar la pelota para sorprender a los de Martino con una zarpazo a la contra. Una estrategia plausible pero que requería precisión en la ejecución y minimizar los riesgos y que se desmoronó antes de cumplirse los diez primeros minutos de juego por culpa de un monumental error de Cabral, que entregó el balón a Cesc en zona extremadamente sensible. El catalán se apoyó en Pedro, que se la devolvió al primer toque y enfiló en carrera a Yoel, que detuvo con una gran parada su disparo pero no pudo evitar que Alexis recogiese el rechace y marcase a puerta vacía. Un tiro en la sien que convertía el partido poco menos que en una misión imposible.

De pie, pese a todo
Pese a tamaño regalo, el Celta se mantuvo de pie y fue creciendo poco a poco en el encuentro bajo la experta batuta de Borja Oubiña, que asumió la responsabilidad de sacar la pelota y lanzar la jugada. En su posición natural,quince metros por delante de la defensa, el capitán del Celta se mueve con soltura de precisión y ofrece al equipo múltiples soluciones para armar la jugada. La habilidad del capitán para robar la pelota y su criterio en la lectura del juego permitieron al Celta igualar el partido y ganar el área de Valdés con opciones de hacer daño. En el décimo aniversario de su debut en Primera División en Mestalla el capitán del Celta ha vuelto a demostrar que tiene cuerda para rato.

Charles puso a prueba los reflejos del cancerbero blaugrana después de recibir un gran pase de Oubiña y Rafinha cortejó el gol antes de cumplirse la media hora de juego con un envenenado disparo que se perdió por la línea de fondo y otro tiro bien dirigido que detuvo Valdés.

Desde la distancia también probó fortuna Álex López pero también se topó con el portero azulgrana. El árbitro anuló además un gol Nolito por falta previa de Charles a Valdés.

En esta fase el Barcelona se acercó también a los dominios de Yoel aunque con más sensación de peligro que ocasiones reales, que se limitaron a un disparo demasiado cruzado de Messi.

Demasiado castigo
Si el Celta tenía una mínima posibilidad, se vino abajo al inicio del segundo tiempo con la extraña combinación de destreza y mala suerte que acompañó al gol de Cesc. El centrocampista azulgrana culminó una hermosa combinación entre Messi y Song en el balcón del área con un trallazo que sacó astillas a la cruceta y se coló en la portería después de pegar en la espalda a Yoel.

Y casi sin dar tiempo a que el Celta asimilase la situación -Charles lo intentó con un certero disparo raso pero se topó de de nuevo con el infranqueable Valdés- Cesc sentenció el choque en un contragolpe conducido por Messi que le dejó cara a cara con el guardameta céltico. Y Yoel salvó incluso el cuarto al despejar con el pie un disparo con muy mal pronóstico del astro argentino del Barça.

Cambios improductivos
Aunque poco había que hacer ya en el partido, los cambios de Luis Enrique no mejoraron al Celta. Toni suplió a Aurtenetxe, que se retiró lesionado, y Mina entró por un exhausto Augusto. Menos comprensible fue la retirada de Nolito, el hombre más incisivo de los celestes, justo después de estrellar una falta en la cruceta, para dar otra fallida oportunidad a Orellana. Mina, tras evitar Yoel dos goles más de Messi, pudo maquillar el resultado pero dilapidó una gran ocasión en el tramo final.

Julio Bernardo / Faro de Vigo

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