Dorsales bluff del Celta: [18] ¿Pinilla, Guayre, Maris, Saulo o Park?


Hace unas semanas recordábamos los dorsales históricos del Celta, y a partir de este fin de semana recordaremos los dorsales malditos, aquellos que vistieron jugadores sin fortuna en el Celta, y que queremos someter a votación para que elijáis al futbolista bluff por excelencia que ha portado cada uno de estos dorsales desde la Temporada 1995-96. 

Si algún número maldito hay en el Celta ese es el 18. A lo largo de los últimos años, desde que existen los dorsales fijos, han sido varios los futbolistas que han portado ese número y han terminado decepcionando por su rendimiento en el terreno de juego, bien por las altas expectativas con las que llegaron o por el juego desplegado durante su etapa céltica. Hemos seleccionado a estos cinco futbolistas para que vosotros elijáis a vuestro bluff favorito. 


Fichado como solución de urgencia para frenar la sangría que llevaba al Celta directo desde la Champions a la Segunda División, anotó un doblete en su debut. Un doblete estéril en Copa, pues no sirvió para evitar la eliminación copera ante el Alavés, y desde aquel partido no volvió a celebrar gol alguno con el Celta, terminando totalmente fuera del equipo, sin estrenarse en partido de Liga. 


El canario fue uno de los primeros fichajes de la era Mouriño. A priori era un refuerzo interesante, el de un jugador que había sido internacional absoluto con la selección española, de incuestionable calidad y del que se esperaban grandes cosas. A la hora de la verdad, Guayre estuvo más tiempo en la enfermería que en el terreno de juego. Aquejado de mil y un problemas físicos que los médicos del Celta eran incapaces de atajar. Guayre jugó 20 partidos y solo anotó 1 gol, precisamente marcando ese tanto se lesionó. Fue su sino en el Celta. 


Toda una leyenda en Letonia, Maris llegó a Vigo con la experiencia previa de haber jugado (y fracasado) en el Getafe, pero se esperaba que en Segunda División marcase diferencias un futbolista con experiencia en el fútbol europeo. Sin embargo, no llegó a entrar nunca en los planes, ni de Pepe Murcia ni de Eusebio, y se conformó con disputar 191 minutos, sin estrenarse como goleador en el Celta. 


Explosivo en sus inicios en el Celta, destacó en la pretemporada, especialmente en el Trofeo Ciudad de Vigo, en un memorable partido ante el Sporting de Gijón en el que marcó un golazo celebrado con varias volteretas. Aquella celebración debió habernos hecho sospechar algo... el caso es que en la Liga nada, o casi nada. Muchas bicicletas, casi siempre con mal final, y un solo gol, de rebote, ante el Levante. 


El último refuerzo de la pasada temporada, el que debía dar un salto de calidad a la plantilla del Celta, fue un coreano de nombre Park Chu-Young, que llegaba procedente del Arsenal en calidad de cedido. Su llegada, precedida de un gran eco mediática, fue recibida por la afición como la del fichaje de la temporada, mucho más después de marcar el tanto de la victoria en su debut en Baláidos. Todo ello fue un espejismo, porque a la hora de la verdad el rendimiento de Park fue decepcionante, y acabó la temporada muy mal, incluso apartado del equipo tras no acudir a un partido al que no fue convocado. La desmesurada expectación inicial dio paso a una frustración, tal vez igualmente desmesurada. 

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