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Foto: Xoan Carlos Gil |
Cuando Luis Enrique comentaba la semana pasada que «esta es la plantilla que tengo y tengo que sacarle el máximo rendimiento» se adelantaba a los hechos. Con el mercado de fichajes cerrado, su afirmación resulta ahora premonitoria, puesto que los jugadores de los que disponía la semana pasada serán los que tendrá para el resto de la Liga. O, al menos, hasta el mercado de invierno.
El Celta no registró ni bajas ni altas en el último día de mercado y por lo tanto se queda con una plantilla de 26 jugadores incluyendo a Santi Mina y a David Costas, que podrían tener un papel a medio camino entre el filial y el primer equipo, y a los lesionados Mario Bermejo y Samuel, que todavía tiene npor delante varios meses de recuperación.
Aunque el club vigués había reconocido que repasaba el mercado en busca de un refuerzo de corte ofensivo, la incorporación no llegó y Luis Enrique deberá tirar con lo puesto. De entrada, el técnico cuenta con una primera unidad formada por unos trece jugadores entre los que se están moviendo los titulares, y que ya ha demostrado su carácter competitivo. Las dificultades, sin embargo, llegarían a la hora de refrescar el once de salida, puesto que el banquillo está bastante limitado y no aporta soluciones muy diferentes. Se vio en el partido frente al Granada, en el que ni Krohn-Dehli, uno de los jugadores de mayor calidad del equipo, ni David Rodríguez, de entrada postergado a la suplencia, fueron capaces de dar un giro al choque.
En la plantilla celeste se echa de menos alternativas sobre todo para el ataque y para la cara más defensiva del centro del campo. Charles parece haber heredado buena parte de la responsabilidad de Iago Aspas a la hora de encarar portería, y aunque Nolito y Rafinha pueden moverse en distintos puestos, y Augusto tiene un claro perfil ofensivo, el banquillo carece de un jugador que pueda revolucionar los partidos. Bermejo, que en más de una ocasión ha ejercido de desatascador de encuentros, no estará hasta dentro de un tiempo, y David Rodríguez tiene que tomarle el pulso a Primera. Conceder esa responsabilidad a Santi Mina parece excesivo por el momento, y Orellana, al que Luis Enrique abrió la puerta, no parece encajar en el esquema céltico, que aspira a un fútbol de presión, intensidad y garra.
Los mediocampistas de corte defensivo que abundaban el curso pasado en el Celta han pasado a la historia, y ahora es Oubiña el único que encaja en un perfil al que ya ha tenido que adaptarse Fontás, que si ocupa el pivote, deja huérfana una defensa de la que el entrenador parece haber relegado a Túñez, Cabral y Vila.
Es en la línea de creación en la que menos apuros parece tener el equipo, donde Rafinha, Álex López o Krohn-Dehli pueden ejercer sin que el equipo sufra. Para sustituirlos, eso sí, solo estaría Madinda.
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