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Foto: Marta Grande |
Hace ahora exactamente un año, Santi Mina era un auténtico desconocido para el celtista medio. Solo los más entendidos en cantera lo conocían, y algunos habían oído hablar de él. De hecho, no era de los más destacados de su generación, donde los Yelko, Jordan o Borja Fernández acaparaban la mayoría de los focos. Su arranque de temporada con el Juvenil de División de Honor fue espectacular. Tan fantástico fue que sus cifras no pasaron desapercibidas, ni en Vigo ni fuera de aquí. 18 goles en las primeras 10 jornadas. Unos registros al alcance de los grandes futbolistas de los últimos años. Un jugador llamado a hacer grandes cosas con el primer equipo.
No tardó en ser llamado por Herrera para, primero entrenar con los mayores, y después disputar amistosos o partidillos de entrenamiento y posteriormente algún que otro encuentro oficial. Su debut se produjo ante el Getafe en el estadio Alfonso Pérez. El equipo estaba roto, perdiendo 3-1, y con el puesto de Paco Herrera en entredicho. No fue el momento ideal para un debut, pero Santi Mina sabía que había dado un paso importantísimo, y que era un pequeño peldaño, el necesario saltito hacia el siguiente.
Para entonces ya había destrozado los registros goleadores en la categoría juvenil y había sido subido al filial, que buscaba el ascenso a la categoría de bronce, perdido el año anterior. El Celta lo renovó hasta el 30 de junio de 2018, y Herrera lo premió llevándolo con el equipo al partido de Copa ante el Real Madrid en el Bernabéu, donde llegó a estar en el banquillo, aunque no jugó. Era un premio más que merecido para sus 27 goles en 17 partidos con el juvenil, cifras que mejoraban las que obtuvo en su momento Leo Messi en el Barcelona.
En el filial le costó encontrar el camino del gol, pero una racha de seis goles en cuatro partidos llevó al conjunto de Pichi Lucas a consolidarse en puestos de promoción de ascenso donde, una vez más, Mina sería decisivo, logrando uno de los tantos que valdrían el ascenso en el partido definitivo ante el Arenas de Getxo. No es de extrañar que Santi Mina anotase un tanto en su segundo partido con el Celta, y cuando llevaba poco más de diez minutos en el terreno de juego. Así son los granes futbolistas. La carrera de Santi Mina está siendo vertiginosa, como su ascensión, absolutamente imparable. Quema etapas a un ritmo frenético.
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