El Celta cumple el protocolo


El Celta no pudo aguar la fiesta de la inauguración de San Mamés al Athletic Club, respetando el protocolo y dejando el protagonismo a los bilbaínos, que sumaron su primer triunfo en su nuevo estadio. Los vigueses tuvieron la oportunidad de chafar la celebración en la primera mitad pero Charles, que metió la primera que tuvo, no estuvo fino desde los once metros y en un mano a mano. Tras el descanso, los vigueses perdieron peso lastrados por su problemas en defensa y se vieron superados en seis minutos de inspiración de los vascos, que sentenciaron el choque e hicieron inútil el estreno como goleador en Primera de Santi Mina.

Asedio bilbaíno
El Celta sabía que el Athletic iba a salir con muchas ganas en su primer partido en San Mamés, empujando para tratar de encarrilar el partido cuanto antes. Los vizcaínos apretaron por los costados, buscando las costuras entre los laterales y centrales célticos y dispusieron de algunas ocasiones que no llegaron a preocupar a Yoel, que no paraba de dar indicaciones a sus compañeros para que no se despistasen más.

Carrusel de oportunidades
El encuentro transcurría con varias imprecisiones de los dos equipos en la circulación del balón. El Celta, agazapado, buscaba una oportunidad para desplegarse y la encontró de manera inesperada. Morán se lió en la salida de balón y perdió el balón ante Rafinha, que condujo sin oposición y cedió el esférico franco a Charles para que éste definiese con mucho brillo, lucidez que no le acompañaría en el penalti lanzado a las nubes minutos más tarde y en otra ocasión tras un gran control en el aire. La alegría fue efímera para los vigueses, que en una jugada a balón parado recibía el empate, al no ser capaz Hugo Mallo de apartarse en el despeje de David Costas y dejar el balón franco a San José para que pusiese las tablas.

Duro golpe
Los dos equipos bajaron el ritmo en el segundo tiempo tras la especie de "correcalles" que hubo en el primero. Sin embargo, el Athletic golpeó con dureza gracias a Iraola y Beñat, que dejaban el encuentro prácticamente encarrilado a expensas de un milagro que no llegó a producirse, ya que el Celta apenas se prodigó en ataque.

Tocado por una varita
Santi Mina fue uno de los cambios que introdujo Luis Enrique, junto a Orellana y Madinda, para intentar remontar. El delantero de 17 años demostró su olfato y por qué parece tener un don y estar tocado por una varita. En su única ocasión, se adelantó a Herrerín para hacer su primer gol en la máxima categoría. Con el chileno desaparecido en banda derecha, el Celta no inquietó en los últimos diez minutos al Athletic, que tuvo la fiesta completa.

Pablo Galán / Faro de Vigo

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