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Foto: Marta Grande |
La liga arrancó el pasado domingo en Balaídos y el regreso del campeonato trajo interesantes noticias al celtismo. Una de ellas es el rendimiento de Krohn-Dehli, muy apagado en el tramo final del pasado curso. El Celta acusó el bajón del danés, a quien el tono físico le jugó una mala pasada en los últimos partidos. Este verano inició la pretemporada con el equipo y se ha notado. Físicamente bien, Krohn-Dehli vuelve a ser Krohn-Dehlicatessen, ese futbolista capaz de marcar diferencias y dejar detallazos que quedan impregnados en nuestra retina.
Su pase a Álex López en el primer gol fue de lo más destacable, no solo de ese partido, sino de toda la jornada en Primera División. Hay quien ve en esa asistencia ciertas reminiscencias de su paisano Michael Laudrup. Esto son palabras mayores, pero es evidente que la calidad de Krohn es indiscutible. Su importancia en el juego es notoria, y recuerda a aquellos partidos en los que Herrera lo situaba de interior. Con libertad, y sin estar atado a una banda, su influencia sobre el juego del equipo aumenta y es beneficiosa.
Y eso que a él le gusta más jugar en banda. Al menos eso es lo que ha declarado en alguna ocasión, pero centrado, con libertad para caer a cualquiera de las dos bandas, gana mucho. El lunes arrancó la temporada con dos asistencias de gol, y se atrevió mucho más con los lanzamientos desde la larga distancia, algo que se le reclamaba el año pasado desde un sector del celtismo. Cierto que todavía queda pendiente la asignatura de ajustar un poco más el disparo, pero con confianza llegarán también los goles. La aportación de Krohn-Dehli este año puede ser fundamental si se le da continuidad, y si su genialidad sale a relucir como el otro día, los niños (y los mayores) siempre querrán estar en Balaídos.
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