Valors i humildat


Foto: Salvador Sas
La renuncia de Tito Vilanova dio origen al presunto interés del Barcelona en Luis Enrique. La prensa catalana y española no tardó mucho en hacerse eco de estas informaciones. El Celta saltaba a la palestra, y como suele ser en estos casos, por nada bueno. A menos de un mes para el comienzo de la Liga, el conjunto celeste podría quedarse sin su entrenador, en el que ha confiado su proyecto y en base a cuyas preferencias ha confeccionado la plantilla. 

La prensa nacional, la misma que se echó las manos a la cabeza cuando el Celta decidió no fichar a Salva Ballesta, no se rasgó las vestiduras ante lo que estaba a punto de hacer el Barcelona. Ni un solo pero. No se cuestionó esta decisión. No había lugar para pararse a pensar si era ético o moral lo que tramaba el Barcelona según sus informaciones. Luis Enrique, a todos los efectos, era un entrenador tan disponible como si estuviese en paro. Entrenaba al Celta, que para ellos viene a ser lo mismo que no entrenar a ningún equipo. 

Ni un pero tampoco desde Barcelona. La prensa más afín al club azulgrana, esa que ha enarbolado la bandera de los "valors" y la "humildat", no vio en ningún momento que estuviese mal insinuar que un entrenador con contrato en vigor pudiese abandonar a su club para irse al Barcelona. Se preocupó, eso sí, por la legalidad de la cuestión, investigando si el Celta lo había inscrito en la RFEF. Una vez comprobado que no, la operación era legal. De moralidad, valores y humildad no se habló. No importa. 

Esta tarde en Cuatro preguntaban a los aficionados del Barcelona acerca del fichaje de Luis Enrique. Solo uno de ellos se cuestionó si sería moral arrebatar al entrenador del Celta. El resto de los consultados contaban con él, y uno, en un ejemplo de soberbia de libro zanjaba el asunto: "Le damos al Rubí este y quedan contentos". Luego, los conductores de los deportes de la cadena daban paso a la "capital" gallega, para sacar a un tipo con la camiseta del Real Madrid. 

Cuando todo esto se acabe, el Celta volverá al mismo baúl oscuro de la información. Ese en el que están todos los que equipos que no son los "grandes". La información se bipolariza a una velocidad de vértigo. Las aficiones imitan cada vez los comportamientos de los medios. Prepotencia, soberbia. Ser de un grande no es algo de lo que presumir, no es un privilegio. Uno no está tocado por una varita mágica, casi divina, por ser de estos equipos. Lo es porque quiere, como los demás somos de otros equipos porque queremos. Lo peor es alardear de "valors" y de "humildat" cuando no se tiene ni una cosa ni la otra. 

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