Los vaivenes del caso Rafinha


Foto: Mundo Deportivo
El caso Rafinha ya es oficialmente el culebrón del verano en casa Celta. Si el año pasado Jonathan Pereira y Orellana compartieron protagonismo, a lo largo de este verano están corriendo ríos de tinta sobre el futuro del hijo de Mazinho, actualmente en el Barcelona y que podría salir cedido este verano. Las primeras noticias llegaron nada más conocerse que el Celta continuaría un año más en Primera División. El conjunto presidido por Mouriño ya le había echado el ojo al brasileño y la salvación hizo que se iniciasen los protocolos para traerlo a Vigo. 

Un asunto era indispensable para que su llegada a Vigo se hiciese realidad: Tenía que renovar por el Barcelona. Este punto lo confirmó el propio Carlos Mouriño en entrevistas a diversos medios. La Real Sociedad era otro de los candidatos, le ofrecía la opción de jugar la Liga de Campeones, pero el Celta le daba la posibilidad de regresar a Vigo y ponerse a las órdenes de Luis Enrique, con un estilo de juego al que está acostumbrado desde que llegó a la cantera del Barcelona. 

La semana pasada parecía cerrado el acuerdo de renovación, lo que acercaba a Rafinha a Vigo, toda vez que parecía que había adelantado a la Real Sociedad en la lucha por hacerse con sus servicios. Pero Rafinha no llegaba. Algunos medios lo dieron por hecho, hablaron de fechas, pero estas pasaron y Rafinha seguía en Barcelona. El acuerdo de renovación no se cerró definitivamente la semana pasada, fue ayer cuando ambas partes llegaron a un acuerdo definitivo. Rafinha será culé hasta el año 2016. 

El debate entre ambos clubes se centra ahora mismo en los emolumentos que cada una de las partes abonará al futbolista durante su año de cesión. El hijo de Mazinho cobra 1,3 millones de euros anuales, cantidad inasumible para el Celta, que negocia en este momento un acuerdo que sea favorable a sus intereses. En la rueda de prensa que ofreció Torrecilla el pasado martes dejó entrever que la operación Rafinha se había complicado, y que era muy posible que no llegase. Parece que no fue más que un juego, una estrategia para forzar la situación. 

Rafinha quiere jugar en Vigo si el Barcelona decide cederlo. Para el club catalán es una opción atractiva porque le permitiría seguir formándo a su jugador en Primera, en un entorno familiar y con un esquema de juego similar al que tendría en el Barcelona, y el Celta también quiere contar con él. Las tres partes están condenadas a entenderse porque a todos les interesa el mismo final. No será fácil. No diremos que está hecho, porque no es así, pero desde luego ni está tan lejos ni mucho menos es imposible. 

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