Jota, o como tirar por la borda una carrera futbolística


EUGENIO ÁLVAREZ
Jota Peleteiro no estará hoy a las órdenes de Luis Enrique. El canterano tiene una semana más de permiso al haber concluido el campeonato de Segunda División una semana más tarde que el de Primera. En la misma situación se encuentran los otros cedidos en la categoría, pero el caso de Jota es especial, ya que el club espera que no esté ni un solo día a las órdenes del nuevo técnico celeste. 

El caso de Jota es digno de estudio. En poco más de un año ha pasado de ser la perla de la cantera céltica a un jugador prescindible, previo paso por el filial del Real Madrid. Jota, loco por irse cedido al Castilla el pasado verano, no ha aprovechado su año en Madrid. Más bien al contrario, se ha dedicado a disfrutar de lo que ofrece Madrid por la noche, dejando de lado lo que le ofrecía su nuevo club por la mañana. Ha regresado a Vigo convertido en un personaje de la farándula y no en ese gran futbolista que todos esperábamos. 

Una pena, porque en sus botas hay calidad. Hace un año se marchó cedido al Castilla, que tenía una opción de compra de 1 millón de euros al término de esta temporada. Evidentemente no la han ejecutado, ni se lo plantearon cuando vieron el rendimiento de Jota, que solo jugó tres partidos en todo el año. Toril no contó con él, y ahora en Vigo tampoco. Le han conminado a buscarse equipo. No tiene sitio en este Celta y da la sensación de que su caso es la demostración de lo importante que es la cabeza en el mundo del fútbol, y la tremenda exigencia que conlleva jugar en la élite. A Jota le ha podido la exigencia y un exceso de confianza. 

Poco queda de aquel futbolista que viajó con el primer equipo a Cartagena para un partido que el Celta jugó un sábado por la tarde, regresó en coche, acompañado de Antonio Chaves, el Director General del club, y llegó a tiempo para jugar un partido ante el Club Deportivo Tenerife a las doce en Barreiro. Aquel día marcó tres goles, en una demostración de compromiso y ganas de triunfar en el fútbol. Esas ganas que un año y medio después parecen una utopía. No nos cabe duda de que podrá ser alguien en el fútbol si le pone empeño y no deja que su cerebro se inunde de color rosa.  Su caso debería ser puesto a todos los niños de la cantera del Celta: Como tirar por la borda una carrera. 

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