Un final de película


JORGE LANDÍN
Todo tiene un final. La ambición y la necesidad de buscar nuevos retos empujan a jugadores como Iago Aspas y Roberto Lago a seguir su carrera lejos de su casa. Ambos jugaron ayer su último partido con la camiseta del Celta, cumpliendo con lo que habían prometido cuando se supo que ambos no seguirían en Vigo la próxima temporada, que no era otra cosa que dejar al cuadro céltico en lo más alto. Como siempre, no faltó la entrega y derroche de ambos, que dejaron todo lo que tenían en el césped y se van del conjunto vigués por la puerta grande.

La trascendencia de la semana en Vigo impedía centrarse en otra cosa que no fuera poner todos los esfuerzos para cumplir el sueño de continuar en Primera División. Sin embargo, el de ayer ante el Espanyol fue el último partido con la camiseta del Celta de algunos jugadores, pero en especial de dos canteranos que llevan toda su vida ligados al conjunto vigués, Iago Aspas y Roberto Lago, que han cumplido su promesa antes de seguir su carrera deportiva lejos de Vigo, seguro en el caso del lateral, que ya ha firmado con el Getafe, y más que probable con el moañés, al que se ha ligado con grandes clubes y cuyo traspaso podría acordarse en las próximas semanas.

No había forma más bonita que decir adiós dejando a su equipo en la máxima categoría. Ambos habían aplazado cualquier comentario sobre su situación personal hasta concluir su trabajo. Y ayer lo pudieron hacer. Piezas claves en el regreso a lo más alto del Celta, fundamentales también este año para su equipo.

El comportamiento del público con Lago y Aspas ha sido exquisito, al igual que con todo equipo, y ayer todo eran aplausos y elogios para ellos. Aspas bajó del autobús saludando al gentío que recibió al equipo, y se echó al equipo a la espalda en los primeros minutos, consciente de que un gol tempranero calmaría los nervios. Lo tuvo en la primera acción pero la defensa del Espanyol le cerró bien. No perdonaría a los quince minutos, cobrándose su venganza particular con Diego Colotto, rompiéndole la cintura con una "croqueta" espectacular. Mientras tanto, Roberto Lago tenía que lidiar con el potente Stuani. El lateral vigués, como es habitual en él, fue entrando en calor con el paso de los minutos y mantuvo a raya a los espanyolistas que entraban por su banda.

En la segunda mitad, con el Celta hecho un manojo de nervios, no llegaba el gol tranquilizador. Emergió de nuevo la figura de Iago Aspas, que tuvo en sus botas en dos ocasiones la sentencia pero le faltó chispa primero para regatear a Forlín y se encontró con la buena salida de Casilla poco después.

Conforme se iba acercando el final del encuentro, El Celta seguía agazapado para no sufrir ningún susto. Ahí, Lago, al igual que sus compañeros de zaga, no se andaba por las ramas y depespejaba con contundencia todo lo que se le acercaba, lidiando muy bien con los atacantes visitantes.

Con el pitido final, la alegría se apoderó de todo el celtismo, entre los que sin duda se incluyen Iago Aspas y Roberto Lago, que llevarán siempre el escudo de su equipo en el corazón allá donde estén. Un final de película en su última escena de celestes, una promesa cumplida, dejar al Celta un año más en Primera División.

Pablo Galán / Faro de Vigo

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