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Ju Young Park no pasará a la historia del Celta. Su rendimiento no ha sido el esperado después de que fuese presentado en el mes de agosto como uno de los fichajes estrella de la temporada. El surcoreano arrancó bien, debutando en Balaídos con un gol que valía una victoria ante el Getafe, pero fue languideciendo con el paso de las semanas hasta casi desaparecer del equipo. Su gran oportunidad llegó cuando Iago Aspas fue sancionado con cuatro partidos tras el cabezazo a Marchena, pero tampoco ahí pudo aprovechar las reiteradas oportunidades que le concedió Abel Resino.
El caso es que finalizó la temporada sin contar en absoluto a causa, teóricamente de una lesión. La versión oficial es que padecía una fractura fisuaria no desplazada en el escafoides tarsiano de su pie derecho. Una lesión larga a nivel descriptivo, y que le privó de disputar los tres últimos partidos. Esa es la versión que dio el club, pero no necesariamente la realidad. Nuestros compañeros de El Fútbol es Celeste revelaron en la tertulia (que podéis escuchar dos entradas más atrás) que motivó esta lesión ficticia.
Todo arranca en el partido ante el Atlético de Madrid, en el que Park no es convocado. Molesto por ello, el futbolista asiático decidió no acudir a Balaídos a presencia el partido desde la grada como es costumbre y obligatorio entre los jugadores no convocados. Este desplante sentó muy mal a sus propios compañeros, que sintieron que Park no estaba implicado con el equipo. Muchos de esos jugadores lloraron al término de ese choque, que casi condenaba al Celta a Segunda. La idea era que los que no estuviesen implicados abadonasen el barco y no querían verlo ni en pintura.
Park no volvió. Apareció en el parte médico con esa lesión, y no volvió a presentarse a ningún entrenamiento. Es más, Park fue el único jugador de la plantilla que el sábado 1 de junio, en el partido ante el Espanyol, no estaba en Balaídos. Ya estaba de vacaciones. Su actitud es censurable, aunque su comportamiento durante todo el año fue ejemplar. Quedarse fuera de la convocatoria en aquel partido fue la gota que colmó el vaso de su paciencia y actuó como no debía. Se equivocó y cerró así su ciclo en el Celta. No se le recordará como un gran jugador, pero con su actitud final, estropeó un poco más su recuerdo.
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