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El Celta se juega la vida esta tarde en Valladolid. Un partido en el que no hay vuelta atrás, ya que solo sirve la victoria para evitar el infierno del descenso. Lo tienen claro los de Abel, que deberán aplicar aquella máxima de "ganar o morir". Una derrota envía al Celta a Segunda, pero una victoria le mantendría vivo hasta la última jornada, y a poco que los resultados de los rivales en la lucha por la salvación fuesen amables, el Celta llegaría muy vivo a la última jornada. Lo decía ayer Abel Resino en sala de prensa: "Si ganamos estoy convencido de que tendremos muchas opciones en la última jornada".
No hay más. La plantilla lo sabe, y debe saltar al terreno de juego mentalizado de lo que se juega en el envite. No son unas coca-colas, como decía hace un par de años Hugo Mallo por un Europeo Sub-21. No, es la permanencia en Primera División. Algo demasiado importante como para ser obviado. Han tenido dos semanas para preparar este partido, conocen perfectamente al rival, que mantiene una estructura y estilo similares al del curso pasado, y fueron entrenados hace dos días por Abel Resino. Es un estadio que se da bien al Celta, que estará acompañado por cerca de dos millares de aficionados en el partido más decisivo de la temporada.
Entre ganar o morir elegimos vivir. Y eso es lo que tiene que hacer el Celta: Vivir, sobrevivir. LLegar a la última jornada con vida, ¿Por qué no?.
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