Las pulgas del perro flaco


ÓSCAR VÁZQUEZ

A estas alturas de la temporada el Celta se ha convertido, hay que reconocerlo, en un perro flaco en medio de una manada de mastines alimentados con 'dog chow' de lujo.

Y como a perro flaco todo son pulgas, el equipo vigués exhibe sus carencias, oculta sus virtudes y hasta le falla la suerte en los momentos decisivos. Frente al Atlético de Madrid, Abel Resino repitió prácticamente el mismo equipo que había empatado contra el Athletic ?con las únicas reincorporaciones de Roberto Lago y Natxo Insa en lugar de Bellvís y Levy Madinda? y jugó una buena primera parte, pero la ansiedad por su sitio en la clasificación le pasó factura en muchos momentos, el balón parado volvió a ser una cruz y su estrella, Iago Aspas, no dio pie con bola. Para mayor dolor, Mario Bermejo se tuvo que retirar lesionado a los doce minutos de entrar en el campo y el sueño de sumar al menos un empate tras el gol de Augusto Fernández, duró apenas tres minutos.


EL ÚLTIMO ONCE TIPO
El Celta salió ayer al campo con el último once tipo de Abel Resino tras el regreso de Roberto Lago y Natxo Insa, que se habían perdido el choque contra el Athletic por sanción. El equipo no lo hizo mal durante la primera parte, pero volvió a mostrar su falta de pegada en las pocas ocasiones de las que dispuso en las botas de Krohn-Dehli, Borja Oubiña y Augusto.

EL MALDITO BALÓN PARADO
El infierno del Celta se llama balón parado. El equipo vigués no aprovecha las faltas cercanas al área ni los saques de esquina y en cambio sufre cada vez que un rival se prepara para lanzar una pelota al área. Así llegó el primer gol del Atlético, que acabó siendo decisivo. En el minuto 47, Koke botó un córner, Miranda peinó en el primer palo y Diego Costa cabeceó a la red.

ANSIEDAD Y PRECIPITACIÓN
Con el gol en contra, el Celta cayó todavía más en la precipitación, producto de la ansiedad que trastorna a un equipo que cada semana ve más cerca el descenso. Los vigueses redoblaron sus esfuerzos para irse al ataque, pero erraron una y otra vez, tanto de cara al gol como en pases aparentemente fáciles en el centro del campo. Además, dejaron mucho espacio a sus espaldas que el Atlético no tardó en aprovechar. Juanfran hizo el 0-2 y sentenció el encuentro.

CAMBIO-LESIÓN-CAMBIO
Mario Bermejo encarnó los malos tiempos que vive el Celta, una impotencia exenta de cualquier atisbo de buena suerte. El delantero cántabro entró en el campo en el minuto 64 en sustitución del lateral Jonny Castro para intentar dar mayor mordiente al ataque y sólo doce minutos después, en el 76, fue a su vez relevado por De Lucas tras sufrir una lesión en la rodilla por una mala postura.

ESTRELLA SIN ESTRELLA
Los grandes jugadores aparecen en los grandes partidos, dice una máxima del fútbol. Iago Aspas, la estrella de este Celta, no escatimó esfuerzos durante el choque de ayer, pero la mayor parte del tiempo corrió 'como pollo sin cabeza', que diría John Toshack. El moañés estuvo desacertado en el pase y en el desmarque e inédito en la definición. Simplemente, no consiguió tirar a puerta.

DOS MINUTOS DE EMOCIÓN
El silencio de iba apoderando de Balaídos a medida que pasaban los minutos, hasta que Augusto Fernández cogió un rechace de Courtois dentro del área y batió al portero belga, que terminó así con su imbatibilidad a domicilio. De repente, el empate parecía posible, pero dos minutos después, Radamel Falcao dinamitó todas las esperanzas célticas. El colombiano falla pocas veces dentro del área.

Javier Campa / Atlántico Diario

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