La instantánea se inmortalizó el pasado fin de semana. De forma instintiva, sin que mediase una consigna de su entrenadora Ana Afonso, Alejandro Rodríguez, jugador del Unión Viera de cinco años, mediaba entre el árbitro y un monitor del equipo rival, el Barrio Atlántico, en el partido de mini prebenjamín de la Liga de escuelas del ayuntamiento. «Quería seguir jugando y les dije que parasen de discutir», repite Alejandro, contrariado por el revuelo que ha generado por su modélica acción.
Saque de honor. Su padre, Javier Rodríguez, orgulloso por el reconocimiento que ha suscitado el gesto de Alejandro, también se muestra superado por los acontecimientos. «Se está hablando de él en toda España, en países europeos y latinoamericanos. Incluso hará el saque de honor en el partido de la UD este sábado. Estoy muy orgulloso de él. Alejandro es un niño muy extrovertido que ha demostrado una madurez superior a su edad», afirma el progenitor, que también tiene palabras de comprensión para los otros protagonistas de la instantánea. «Lo importante es destacar el gesto del niño. No es justo que se señale al técnico rival porque el partido no fue violento», puntualiza Javier.
Tanto su entrenadora, Ana Afonso, como Ángel Luis Camacho, técnico del primer equipo, como el presidente del Unión Viera, Pacuco Ramos, coinciden en el ejemplo que supone. «La imagen transmite los valores que deben regir el deporte, más aún en las categorías de base. Alejandro le ha dado un lección al fútbol profesional. Además, supone un reconocimiento casi mundial a la labor que hace el Unión Viera con la cantera», admiten.
Barrio Atlántico. En el Barrio Atlántico no están siendo días fáciles. Óscar González, primer entrenador del equipo prebenjamín, y Adonay Guerra, su segundo y el que sale en la foto con polo blanco, creen que «todo se ha desmadrado», hasta el punto que ambos reconocen que están viviendo «con mucha pena» todo lo que se está interpretando por la instantánea. «Me medico para dormir», admite González. «No había ninguna pelea con el árbitro. Simplemente le protesto una falta que no pita, entra mi ayudante y le dice que se había equivocado. Nada más. Incluso en el acta se refleja que no hay insultos. Este tipo de escenas se viven a menudo en los campos. Con esto se exagera», añade. Eso sí, todos alaban el gesto del niño y hasta del padre, que les ha tranquilizado pese a las críticas recibidas «sin motivo».
Fuente: Canarias7
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