La mutación que se avecina




Como titulaban varias crónicas muy nuestras, el ‘punto para la esperanza’ del pasado sábado contra el Barcelona en Balaídos (2-2) ha hecho, por el significado del resultado y las maneras utilizadas para lograrlo, que el celtismo recupere la sonrisa. Al igual que nuestro querido Alberto Pita en esas imágenes ofrecidas por El Día Después de Canal +, la mayoría de los celtistas salieron revitalizados del estadio vigués, del bar elegido para ver el encuentro o del salón casero donde su corazón latió a mil por hora.  

Habrá que ver, como sucedió ante el Real Madrid, si la solidez grupal y la notable determinación mostrada por los jugadores de Abel Resino durante gran parte del encuentro fue flor de un día tras el que llegará otro irreconocible como el derbi gallego de Riazor. A falta de despejar esta incógnita, el Celta demostró su valía ante un equipo estelar por mucho que el once azulgrana no fuese el habitual debido a las lesiones y a los jugadorazos que comenzaron el choque sentados en el banquillo. Cabe recordar y subrayar con mayúsculas que los célticos también tenían ausencias muy sensibles. 

Empataron con el épico cabezazo de Oubiña, pero ganaron por motivación y concentración ante un rival capaz de malgastar la paciencia de cualquiera debido a su 80 por ciento de posesión. Quizá vivieron un rato de debilidad tras el descanso, pero se fueron arriba con fe hasta demostrarse a sí mismos que las cadenas están para romperlas. El míster aprobó de sobra el último examen, al igual que sus futbolistas. Incluso, Park. Más errático en la segunda mitad, el surcoreano se vacío y tuvo algunos detalles meritorios. Era la mejor opción (que no la única) y lo sigue siendo mientras no vuelva Aspas, quien se comerá el césped desde el primer minuto. 

La salvación sigue a tres puntos con un Deportivo que se ha metido en la pelea por la permanencia, pero la metamorfosis va por buen camino a falta de ratificarla este domingo ante un peligrosísimo Rayo Vallecano en casa. El sueño de continuar en Primera pasa por Balaídos y el triunfo en esos duelos directos, donde esperamos ver el espíritu del 30 de marzo. ¡Vamos!

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