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JOSÉ ANTONIO SANZ / MARCA |
Al margen de la importantísima victoria cosechada en Valencia, la gran noticia en el Celta es el rendimiento de Michael Krohn-Dehli. Si en pasadas semanas lamentábamos el estado de forma del danés, en el día de hoy tenemos que felicitarnos por el retorno de la mejor versión de un jugador que fue clave en la primera vuelta de la Liga, en la que Krohn-Dehli lideró al equipo, con el permiso de Iago Aspas, hasta que su físico dijo basta.
Desde el choque ante el Valladolid, justo a la vuelta de las vacaciones de navidad, el rendimiento del danés ha ido decreciendo paulatinamente, hasta el punto de llegar a perder la titularidad en alguna ocasión y desesperar a la afición, que esperaba de él lo mejor, justamente lo que había dado durante los primeros partidos de la temporada. Abel otorgó a Orellana su confianza tras su llegada a Vigo, pero con el paso de las jornadas ha decidido volver a la fórmula empleada por Paco Herrera con Augusto en la banda derecha y Krohn-Dehli en la izquierda.
La paciencia de Abel con el danés ha tenido su recompensa. En las dos últimas jornadas, a pesar de haber sido titular, no supo responder a la confianza del técnico toledano, especialmente en el partido de Mallorca. El pasado lunes, ante el Zaragoza en Balaídos, Krohn-Dehli comenzó a recordarnos a aquel jugador que nos maravillaba, pero lo hizo tan solo a cuentagotas y en momentos puntuales del partido. Ayer, aunque estuvo más gris en la segunda mitad, se echó el equipo a la espalda, no renunció jamás a tener contacto con el balón y fue incisivo y tenaz en las subidas al ataque.
Su pase de gol no deja de ser una anécdota, porque su rendimiento no necesita de una asistencia para consagrarle como uno de los mejores jugadores del Celta en el partido. Lo intentó incluso con centros envenenados, se ofreció, se supo mover por el campo en busca de las debilidades del rival y acabó haciendo mucho daño a Keylor Navas. Tener al danés en forma de aquí a final de temporada será fundamental para lograr el objetivo. Abel lo sabe, y tratará de que Krohn-Dehli no pierda de vista que el objetivo de la salvación pasa en gran parte por sus botas.
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