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| EFE |
Fabián Orellana puede ser una de las novedades en el once del Celta para la final con el Zaragoza. Es la última bala para engancharse a la permanencia y parece también una ocasión definitiva para que el chileno recupere su esplendor del curso pasado.
Orellana regresó a Vigo como el fichaje del año, como el jugador que a través de su sociedad con Iago Aspas iba a ser determinante para poner fin a los problemas de cara al gol, que ya entonces (finales de enero), asolaban al equipo vigués.
Pero Fabián no ha sido hasta el momento el jugador de la pasada campaña. Comenzó bien en su debut ante el Granada, pero se fue diluyendo hasta el punto de salir del once. De hecho, no fue titular en Son Moix el lunes pasado.
Hasta el momento ha participado en ocho encuentros con el Celta, en seis de ellos saliendo como titular. Abel ya lo ha probado jugando como enganche, por detrás del punta, una posición a la que podría retornar esta misma noche. En esa zona podría alimentar la que ha sido su mayor contribución hasta la fecha, las asistencias. Bermejo debería ser su socio en teoría.
Orellana, con contrato en vigor, es uno de los activos del club con independencia de la categoría del próximo curso, pero como tal debe dar un paso al frente en todos los sentidos. Sin embargo, y como ejemplo, todavía ha reducido más sus presencias públicas. Desde que regresó a Vigo en propiedad solo habló el día de su presentación. Un claro ejemplo.
La Voz de Galicia
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