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Iago Aspas se ha bajado de la nube. En las últimas jornadas ha vuelto a liderar el ataque céltico como durante la mayor parte de la temporada. Marcó al Granada, asistió a Augusto Fernández en Sevilla y volvió a marcar al Real Madrid. Un gran despliegue individual, aunque el rendimiento en puntos se limite al triunfo sobre los granadinos. Las opciones del Celta en Riazor pasan en gran medida por la mejor versión del moañés, en cuya leyenda falta precisamente ser decisivo en un derbi. Tiene que aprovechar el de este viernes. Muy posiblemente sea el último que dispute.
Aspas concentra la atención del entorno en los días previos. Sucede así desde el primero que vivió, en la pasada temporada. Sus declaraciones sobre cómo celebró la patada de Vagner a Tristán, siendo aficionado, se convirtieron en la principal controversia. Vuelve a suceder estos días. Cada palabra suya se analiza al microscopio. En esta ocasión el club no le ha prohibido realizar declaraciones, cosa que sí hiciera antes del derbi de Balaídos del año pasado. "Mi hermano tiene esa forma tan apasionada de ver el fútbol", explica Jonathan Aspas, todavía en activo en Chipre pero también asesor de Iago. "Él habla más como aficionado que como profesional. Manda más el corazón que la cabeza".
Iago Aspas no oculta su pasión por el clásico gallego. Lleva varias jornadas con cuatro tarjetas amarillas acumuladas, al borde de la suspensión. La posibilidad de perderse el derbi fue un buen aliciente para mantenerse templado ante los merengues. "Me hace más ilusión el derbi que el partido contra el Real Madrid", ya advertía.
Aspas lleva dos derrotas y un empate en su cuenta particular con el Deportivo. No ha jugado especialmente mal, aunque Colotto supiese neutralizarlo en Segunda. En la primera vuelta del torneo actual tuvo el 2-1 en sus botas. "Le falta ser más protagonista en un derbi", acepta Jonathan. "Es la clase de partidos en los que la estrella de un equipo tiene que aparecer para enganchar a todo el mundo. Yo creo que ahora mismo está en un buen nivel y el equipo lo necesita así".
No es por digerir mal la tensión que le falte esa joya en su catálogo. Iago Aspas se siente cómodo en circunstancias de máxima exigencia. Lo demostró en su debut con el primer equipo, ante el Alavés, salvándolo del descenso a Segunda B con dos tantos. Lo ha confirmado en muchas ocasiones posteriores, especialmente en la campaña del ascenso. "Los partidos más emotivos le ayudan a estar más centrado y despierto", advierte Jonathan.
Sin embargo, Abel Resino quiere eliminar cualquier posibilidad de descontrol. A Aspas le pide "serenidad", indica. "He hablado con Iago y le he pedido que esté tranquilo. Sin dejar de ser él, tiene que aprender a competir en este tipo de partidos. En los derbis es muy importante controlar la ansiedad. Lo único que le he pedido es que sea él y que compita con frialdad, como en cualquier otro partido. Tiene que ser frío y el viernes es un buen día para demostrarlo".
Abel ya no percibe la desorientación del delantero que Herrera denunció a raíz de lo sucedido en el mercado invernal. "Es un chico que trabaja bien, está implicado y en los partidos ha dado muy buen rendimiento", comenta el toledano.
Es cierto que el futuro del jugador sigue en el aire. El buen encuentro ante el Real Madrid lo ha devuelto a la primera plana nacional. Todo hace pensar que Iago Aspas, independientemente de lo que suceda con el equipo, será traspasado este verano. El del viernes podría ser su último derbi. "Nunca se sabe. Es cierto que hay muchos equipos detrás", confirma Jonathan, al que Iago ha recurrido para encauzar sus asuntos. "Pero es algo de lo que no le interesa hablar ahora mismo. Está muy centrado en intentar salvar al Celta. Es lo único que le interesa".
Armando Álvarez y Julio Bernardo / Faro de Vigo
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