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RICARDO GROBAS |
Tras aquel día ante los alcarreños, Orellana ya no volvió a ser discutido. Se convirtió en parte de ese cuarteto de ataque que nos aprendimos de memoria junto a De Lucas, Bermejo y Aspas. Firmó un golazo ante el Alcoyano ante fuera del área. En febrero dos tantos más a su casaca y en marzo da la asistencia al tanto quizás más recordado de toda la temporada. Aquel de Joan Tomás en Valladolid casi en el descuento.
La banda izquierda fue suya totalmente y acabó firmando unos números impresionantes. Marcó trece tantos, siendo el noveno máximo goleador de la categoría, y realizó once asistencias. Tambien provocó unos cuantos penaltis como en Guadalajara en el día del apagón o el que permitiría culminar la remontada ante el Xerez en Balaídos cuando el Celta estaba con diez.
Nunca dejó indiferente y ha sido suspirado por compañeros, técnicos, directivos y afición desde el pasado junio. Siete meses despues ha vuelto. Orellana, tócala de nuevo.
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