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EFE |
Y con ello, y si la cordura no impera, dos claros perjudicados: el Celta y el Málaga. Porque el calendario aprobado por la RFEF el pasado verano indicaba que la final se disputaría el sábado 18 de mayo, cuando ese fin de semana se disputa la antepenúltima jornada de Liga. Por ello, los de Villar avisaron que los equipos que se enfrentaran a los dos finalistas verían adelantados sus encuentros al miércoles 8 de mayo, en este caso gallegos, que juegan en Balaídos ante el Atlético, y malagueños, que visitan el Bernabeu.
Esto traería como consecuencia que el Celta debería jugar el fin de semana del 4 y 5 de mayo y el del 11 y 12 de mayo tres jornadas de Liga (jornadas 34, 36 y 35), y no volvería a disputar un encuentro de liga hasta el 29 de mayo que es la fecha indicada para la jornada 37 si algún equipo español juega la final de Liga de Campeones, sino sería el fin de semana anterior.
Pero como en el fútbol español nos gusta lo rocambolesco, ahora se le quiere dar una vuelta de tuerca más. El sábado de la final de Copa se celebra el festival de Eurovisión y TVE, tenedora de ambos derechos, ha pedido el cambio de fecha. Se está hablando del domingo 19, obligando a buscar unos horarios para la jornada de Liga que ni el mono dopado de Roures va a lograr cuadrar.
Con lo fácil que sería disputar la final el miércoles 8 de mayo, que así no trasladamos ningún encuentro de liga, y al ser dos equipos de Madrid y con final probablemente en Madrid no les perjudicaría ser entre semana. Pero a Villar le gusta lo difícil.
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