Granada, no olvidamos


Han pasado ya casi dos años de quizás la noche de peor recuerdo del celtismo en su pasado reciente. El encuentro que supuso un autentico mazazo para las ilusiones que se habían formado pero que tambien puso la primera piedra de lo que doce meses despues supondría el tan ansiado ascenso a Primera. Hoy queremos recordar el encuentro que hicimos con cuatro de los 300 celtistas que sufrieron en directo aquel partido y que os trajimos cuando el Celta jugó el encuentro de la primera vuelta. Porque nosotros no vamos ni queremos olvidar lo que sucedió aquel día de junio.

Los 300 de Granada no olvidan

Si algo que siempre permanecerá en la memoria del celtismo de aquel día en Los Cármenes, es la imagen de los trescientos valientes que atravesaron la península para apoyar al equipo. No fueron más porque desde el equipo nazarí no se facilitaron más entradas. Algunos habrán olvidado, otros querrán no recordar, pero ellos no pueden ni quieren esconder lo que allí vivieron más allá de lo deportivo.

Hemos reunido a varios celtistas que allí estuvieron y que sufrieron en sus carnes quizás uno de los peores días del celtismo. El ambiente ya se había calentado desde el partido de ida. Filipe Abalde, de la peña Centolos Celestes, ya lo sintió el día anterior: “Ese ambiente hostil que se viviu xa dende a noite anterior cando saímos a tomar algo e nos pitaban e nos picaban.” Ese hostigamiento también lo recuerda María Mantilla de El Fútbol es Celeste: “La hostilidad de la gente, gritos e insultos, especialmente dentro del estadio.” Los carteles con la foto de Aspas es algo que no olvida Juan José Besada, de Carcamans Celestes: "Cando chegamos a Granada impresionoume os carteis de Iago Aspas de se busca, aquelo daba medo."

El propio día del partido llego el grueso de la expedición en los autobuses organizados por la Federación de Peñas. Los 300 fueron reunidos en un parque para ir juntos al estadio y allí siguieron los malos momentos como nos cuenta Pablo Alonso, de la peña Irmandiños 1923: “Me extrañó que nos dejasen solos en el lugar donde nos reunieron, e incluso nos tiraron alguna cosa.” En lo mismo insiste Juan: "A policía moi mal, se nos quixeran apedrar non habían quen nos protexera. Se chegamos a gañar o partido non saímos vivos."

Desde allí fueron andando hasta el estadio, sin la protección policial prometida. Javier Estevez, de Comando Celta, así lo denuncia: “En el paseo del parque al estadio nos insultaban y parecíamos presos que paseaban para un escarnio público.” María también lo sigue sin olvidar: “El despliegue policial fue una mierda, nos dijeron que nos vendrían a escoltar y solo vinieron dos.”

Al llegar al estadio, el gentío era enorme y la policía no daba abasto: “Na entrada ao estadio aquelo estaba cheo de xente e o cordón policial non apareceu” cuenta Filipe. Y es que en Granada no se habían visto en una igual: “Parecía que todo estaba dispuesto contra nosotros, y de su afición no me llevé una buena impresión” asevera Pablo. Juan no olvida la imagen de un chaval que encontró semi desnudo tras un encontronazo con los granadinos: "Recordo que a un mozo de Vilagarcía o deixaron sen roupa xente de Granada e tivemos que deixarlle unha camiseta."

Ya en la grada todo se tranquilizó y la afición se centró en el partido. El ambiente era similar al de otros viajes del celtismo lejos de Balaídos: “Había un gran ambiente antes del partido, optimistas, se veía con buenos ojos. Lo vivido creo una gran unión entre los que fuimos” afirma Javier. Para el miembro de Centolos, Filipe, fue la montaña rusa más grande que recuerda en un partido: “Foi o partido máis intenso de emocións que recordo, un sube-baixa continuo, máis que nas finais de Copa. Acabei cun dor de cabeza grande.”

Entre esas anécdotas que no se olvidan, María recuerda una imagen que se le quedó grabada a fuego: “Cuando falló el penalti Catalá, el primero en consolarnos fue Antonio Chaves que estuvo con nosotros en la grada.” Pablo dentro de lo malo se queda con lo mejor que se trajo de ese viaje: “En lo bueno la gente, fui casi sin conocer a nadie y acabamos montando la peña Irmandiños.”

Sin embargo, aún habiendo terminado el partido los problemas no acabaron: “Cuando nos íbamos después del partido en el bus a Vigo, había coches que nos perseguían insultándonos” nos cuenta Javier de Comando Celta.

Quisimos con este encuentro recordar lo que vivieron los aficionados, quizás la parte que permanece más olvidada de ese día, por lo sucedido durante el partido y por los problemas que sufrió el propio equipo en su viaje, en su autobús o por el trato del Granada. A pesar de ello, los 300 de Granada no olvidan.

0 comments:

Publicar un comentario