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ANDRÉ TABOADA |
El mal momento deportivo y las rocambolescas últimas horas vividas en el seno del Celta amenazan con provocar movimientos que van más allá del cambio en el banquillo del primer equipo con la marcha de Paco Herrera y la llegada de Abel Resino. El proyecto deportivo que tan sólido parecía hace un par de meses ha demostrado tener sus cimientos no tan seguros. Y una de las piezas de ese organigrama que ha quedado más al descubierto es la del director deportivo, Miguel Montes Torrecilla. Se da la circunstancia, además, de que éste termina su relación contractual con el club vigués al final de la presente temporada.
El salmantino ha sido el hombre de confianza del presidente, Carlos Mouriño, y del director general, Antonio Chaves, desde su llegada al club en junio de 2009 tras la salida de Ramón Martínez. Se valoraba en él su buena mano en el mercado de Segunda División y dotó al equipo de futbolistas que él conocía de primera mano por haberlos tenido en otros equipos. El conglomerado formado por esos jugadores y el crecimiento de la generación de canteranos acabó por dar el resultado apetecido. Eso sí, tras un primer curso más que dubitativo con Eusebio Sacristán en el banquillo, un técnico que no era del gusto del director deportivo.
La llegada de Paco Herrera parecía cuadrar el círculo. El perfil era el pregonado: técnico de club, que tira de la cantera y que tiene un estilo dinámico pero no suicida. Y llegó, a la segunda, el ascenso. La figura de Miguel Torrecilla parecía asentarse justo en el verano en que su mercado variaría de forma más que sustancial, abiréndose al extranjero al tener la posibilidad de gastar cierta cantidad de dinero.
Es en este nuevo escenario donde han surgido dudas ya no sólo sobre la capacidad del director deportivo para acertar, sino incluso de su importancia en la toma de decisiones de los fichajes frente a las dos figuras decisorias dentro del club, el presidente y el director general. En el primer factor, el bajo rendimiento de Park Chu-Young, el escaso del argentino Augusto Fernández ?teniendo en cuenta su coste (1,7 millones por el 50% de su pase)? y las dudas generadas en el mercado de invierno en cuanto a qué tipo de futbolista era prioritario y cuál no han erosionado la figura de Torrecilla.
Más cercano al equipo
Con todos estos precedentes, el director deportivo ha tomado la decisión de seguir más de cerca el día a día del equipo. Su presencia en A Madroa aumentará en las próximas semanas para conocer de primera mano los pormenores de un equipo que se juega una permanencia a la que podría estar ligada su continuidad en el club.
Santi Alonso / Atlántico Diario
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