Historia de una decepción


XOÁN CARLOS GIL

Tras el sufrido empate ante la Real Sociedad, Paco Herrera y sus hombres velan armas para el importantísimo choque en Pamplona ante el Club Atlético Osasuna. Un partido que bien puede considerarse la primera final de un conjunto celeste que si bien no ha pisado la zona de descenso desde el encuentro de la primera vuelta ante el equipo rojillo, sí la ha estado merodeando continuamente durante todo este tiempo.
   
Precisamente hace cinco meses, y 19 partidos antes del que le espera al Celta este próximo fin de semana, la atención del celtismo estaba puesta en la llegada del último fichaje del mercado estival. Era la última semana de agosto y todo el mundo aguardaba ansioso ese futbolista de ataque destinado a dar al equipo el salto de calidad necesario para mantenerse en Primera. Un día antes de enfrentarse a Osasuna en Balaídos, Park Chu Young era presentado en sociedad en el mismo coliseo olívico y la expectación generada por el fichaje del coreano alcanzaba cotas muy elevadas. Quizás por lo exótico, quizás por toda la parafernalia montada a su alrededor (cómo olvidar el despliegue de medios coreanos que se dieron cita desde entonces en Vigo), quizás por su trayectoria tanto en el Mónaco como en la selección coreana, lo cierto es que Park había provocado una gran ilusión.
   
Meses después esa ilusión se ha desvanecido. Park acumula 579 minutos repartidos en 14 encuentros: 6 de ellos de titular y 8 de suplente. Sólo ha anotado 2 goles en Liga (además del conseguido en Copa del Rey ante el Almería) y pese a que siempre ha entrado en las rotaciones de Paco Herrera, es hoy por hoy un secundario dentro del conjunto celeste. Con Aspas nadie compite y Bermejo le ha ganado el puesto (casi el doble de minutos jugados) ante la gran importancia que concede el técnico catalán al trabajo defensivo que realiza el futbolista cántabro. Eso si hablamos de los partidos de Balaídos, porque si valoramos los encuentros a domicilio, su papel es todavía más residual: sólo un choque como titular (Granada), quedándose incluso sin jugar en muchos de ellos.
   
¿Quién es el culpable de todo esto? Evidentemente, el futbolista tiene parte de responsabilidad. No ha terminado de adaptarse al ritmo del equipo y tampoco ha ofrecido argumentos de peso durante sus escasas oportunidades para rebatir las decisiones de Herrera. No obstante, en este caso, el técnico celeste también debería entonar el mea culpa. Primero porque no ha concedido al futbolista toda la confianza y continuidad necesarias. Sólo ha disfrutado de dos encuentros consecutivos como titular en Liga (Granada y Sevilla) y en todos aquellos que ha salido de inicio habitualmente ha sido el primer sacrificado en los cambios. Además, Herrera no ha terminado de situarlo en su demarcación ideal, como segundo punta, sino que ha preferido colocarlo bien como referencia, bien paralelo a Iago Aspas, o bien escorado a una banda como el pasado sábado ante la Real Sociedad.
   
A día de hoy, y siempre a falta de concluir el segundo tramo de la competición, se puede considerar el fichaje de Park como un fiasco. A juicio personal, el futbolista ha dejado detalles de buen jugador (hábil en el desmarque, capacidad de asociación, buenos movimientos en el área, remate, sacrificio), pero no ha terminado de convencer a un Herrera que confía mucho más en el batallador Bermejo. Tampoco a una grada con poca paciencia que, en gran parte y por la sensación que transmite cada vez que juega en Balaídos, lo ha crucificado bien pronto. Lo mismo se puede decir de ciertos sectores de la prensa. Aún tiene tiempo para arreglarlo, pero es evidente que Park ha decepcionado. Está por ver si ha sido por responsabilidad propia o por falta de confianza ajena.

0 comments:

Publicar un comentario