Tras el sufrido empate ante la Real Sociedad, Paco Herrera y
sus hombres velan armas para el importantísimo choque en Pamplona ante el Club
Atlético Osasuna. Un partido que bien puede considerarse la primera final de un
conjunto celeste que si bien no ha pisado la zona de descenso desde el
encuentro de la primera vuelta ante el equipo rojillo, sí la ha estado
merodeando continuamente durante todo este tiempo.
Precisamente hace
cinco meses, y 19 partidos antes del que le espera al Celta este próximo fin de
semana, la atención del celtismo estaba puesta en la llegada del último fichaje
del mercado estival. Era la última semana de agosto y todo el mundo aguardaba
ansioso ese futbolista de ataque destinado a dar al equipo el salto de calidad
necesario para mantenerse en Primera. Un día antes de enfrentarse a Osasuna en
Balaídos, Park Chu Young era presentado en sociedad en el mismo coliseo olívico
y la expectación generada por el fichaje del coreano alcanzaba cotas muy
elevadas. Quizás por lo exótico, quizás por toda la parafernalia montada a su
alrededor (cómo olvidar el despliegue de medios coreanos que se dieron cita
desde entonces en Vigo), quizás por su trayectoria tanto en el Mónaco como en
la selección coreana, lo cierto es que Park había provocado una gran ilusión.
Meses después esa
ilusión se ha desvanecido. Park acumula 579 minutos repartidos en 14
encuentros: 6 de ellos de titular y 8 de suplente. Sólo ha anotado 2 goles en
Liga (además del conseguido en Copa del Rey ante el Almería) y pese a que
siempre ha entrado en las rotaciones de Paco Herrera, es hoy por hoy un
secundario dentro del conjunto celeste. Con Aspas nadie compite y Bermejo le ha
ganado el puesto (casi el doble de minutos jugados) ante la gran importancia
que concede el técnico catalán al trabajo defensivo que realiza el futbolista
cántabro. Eso si hablamos de los partidos de Balaídos, porque si valoramos los
encuentros a domicilio, su papel es todavía más residual: sólo un choque como
titular (Granada), quedándose incluso sin jugar en muchos de ellos.
¿Quién es el
culpable de todo esto? Evidentemente, el futbolista tiene parte de
responsabilidad. No ha terminado de adaptarse al ritmo del equipo y tampoco ha
ofrecido argumentos de peso durante sus escasas oportunidades para rebatir las
decisiones de Herrera. No obstante, en este caso, el técnico celeste también
debería entonar el mea culpa. Primero
porque no ha concedido al futbolista toda la confianza y continuidad necesarias.
Sólo ha disfrutado de dos encuentros consecutivos como titular en Liga (Granada
y Sevilla) y en todos aquellos que ha salido de inicio habitualmente ha sido el
primer sacrificado en los cambios. Además, Herrera no ha terminado de situarlo
en su demarcación ideal, como segundo punta, sino que ha preferido colocarlo
bien como referencia, bien paralelo a Iago Aspas, o bien escorado a una banda
como el pasado sábado ante la Real Sociedad.
A día de hoy, y
siempre a falta de concluir el segundo tramo de la competición, se puede
considerar el fichaje de Park como un fiasco. A juicio personal, el futbolista
ha dejado detalles de buen jugador (hábil en el desmarque, capacidad de
asociación, buenos movimientos en el área, remate, sacrificio), pero no ha
terminado de convencer a un Herrera que confía mucho más en el batallador
Bermejo. Tampoco a una grada con poca paciencia que, en gran parte y por la
sensación que transmite cada vez que juega en Balaídos, lo ha crucificado bien
pronto. Lo mismo se puede decir de ciertos sectores de la prensa. Aún tiene
tiempo para arreglarlo, pero es evidente que Park ha decepcionado. Está por ver
si ha sido por responsabilidad propia o por falta de confianza ajena.
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