La semana en la que estamos obligará al celtismo a vivir pendiente de las sensaciones de Iago Aspas. El moañés arrastra un fuerte dolor lumbo-sacro que todavía ayer le impidió entrenar, pero que se confía en que remita de cara al partido del sábado en el Reyno de Navarra contra Osasuna.
La enorme trascendencia en el juego celeste que tiene Aspas hace que tanto en Vigo como en Pamplona se estudie con detenimiento cada uno de sus rictus. Ayer, el propio futbolista, expresivo como es, reconocía estar todavía un poco 'tieso'. De hecho, realizó trabajó en el gimnasio y siguió con el tratamiento fijado por el cuerpo médico a base de medicamentos y fisioterapia.
Cada hora que pasa juega a su favor, en principio. Así, los galenos del club tienen marcado en rojo el día de hoy para comprobar el grado de recuperación del delantero y para poder ir adelantándole al técnico, Paco Herrera, si podrá contar con él en el choque liguero del sábado. Juan José García Cota, jefe de los servicios médicos, se mostró optimista el domingo y hoy se sabrá si ese positivismo debe mantenerse o enmendarse.
El segundo entrenador del equipo, Ángel Rodríguez, reconocía ayer estar a la expectativa. 'Está mejorando. Estas cosas, de un día para otro, suelen dar un salto importante. Con los problemas de espalda no sabemos qué puede pasar pero esperemos que esté bien', deseaba.
Ese mentado optimismo tiene mucha más base en el caso de Andrés Túñez. El central continuó ayer con su progresiva incorporación al trabajo del equipo sin sentir molestia alguna derivada de la rotura fibrilar en su bíceps femoral derecho. Por lo tanto, se espera que hoy mismo pueda recibir el alta y estará el sábado en Pamplona.
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