Remiendo para Balaídos que no llega a nada


SARA ROJAS

Para esto no hacía falta tanta rueda de prensa y anuncio rimbombante del alcalde. Las mediáticas obras de urgencia en el estadio de Balaídos se han quedado en una simple corrección de grietas que no llega ni a la categoría de tirita. Quizás, siguiendo con el símil, podríamos hablar de que le están echando Betadine a la herida para disimular el problema real que tienen las entrañas de nuestro coliseo.

Los operarios de la empresa contratada por el Concello de Vigo se ocupan desde hoy y hasta la mañana del jueves en buscar posibles desprendimientos en la fachada de Marcador, actúan echando un remiendo a base de cemento y a por el siguiente. Poco más se está haciendo y poco más se podía esperar de una obra con un plazo de ejecución tan corto.

SARA ROJAS
El alcalde, Abel Caballero, acusó la necesidad de dichas obras por falta de mantenimiento. No señor. El enfermo lo está simplemente por su edad, porque está jugando desde hace varios años la prorroga. Un edificio que ya ha quedado obsoleto en lo funcional tras más de cincuenta años de vida desde que se construyeron las actuales gradas de Marcador, Tribuna y Gol. Y cercano a la declaración de Patrimonio de la Humanidad en lo ruinoso.

La solución es complicada y nadie lo ha negado. La titularidad pública del estadio y sus terrenos dificulta, junto a la actual situación económica, poder llegar al único futuro posible: la construcción de un nuevo Balaídos. La implicación de las tres administraciones, Xunta, Deputación y Concello, junto a un plan de obras grada a grada a largo plazo se antoja como la vía para evitar una desgracia. Y no está chapuza de Pepe Gotera y Otilio.

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