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En el Camp Nou se producía el duelo de dos de las mejores canteras del fútbol español. La apuesta del FC Barcelona por el producto de casa viene de lejos. Johan Cruyff impuso hace dos décadas un estilo que se cumple prácticamente a rajatabla desde benjamines. Mismo esquema (4-3-3) y un claro gusto por la posesión de balón. Esa decisión ha dado sus frutos. El conjunto azulgrana ha realizado un juego brillante en los últimos años y, además, ese fútbol bonito, de paladar fino, también ha dado resultados.
El Celta decidió cambiar de rumbo. Se vio al espejo, a sí mismo, y comenzó a dar la oportunidad a los jugadores criados en la cantera. La apuesta le ha salido bien a Carlos Mouriño. El pleno rendimiento de la factoría de A Madroa supuso importantes ingresos económicos (ventas de Denis, Joselu o Rodrigo) y ha llevado al primer equipo a estar plagado de jugadores que sienten la importancia del escudo que defienden cada semana.
A Masía venció a A Madroa. Se impuso la lógica. Este duelo ya se produjo en Juveniles en 2009. Era el preludio de lo que se vio esta tarde en el Camp Nou y lo que, posiblemente, se verá en próximas temporadas. Por aquel entonces también vencieron los azulgranas. Esta tarde nueve canteranos del Barça y ocho del Celta se batían en duelo. Los tres puntos se quedaron en Barcelona, aunque, en el otro partido, el gran triunfador fue la apuesta por el fútbol base, por la gente de casa.
Carlos I. Castrillón / Faro de Vigo
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