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CHUS MARCHADOR |
La llegada de Javi Varas trajo consigo una gran polémica, derivada de la necesidad o no que tenía el Celta de contratar a un guardameta después de la buena temporada que habían hecho, según estimaba el aficionado medio, tanto Sergio como Yoel. El club decidió apostar por un portero más experimentado, aunque tampoco mucho más, y darle la oportunidad a Yoel de seguir creciendo en Lugo y a Sergio de hacerlo al lado de un portero con minutos en Primera a sus espaldas.
No sentó bien entre algún sector de la afición esta decisión. Recelosos con el rendimiento de Javi Varas, bastaron unas jornadas en las que el sevillano no destacó excesivamente, para entonar a los cuatro vientos la inútil decisión de fichar a un portero que ya teníamos. Tal vez no piensen lo mismo ahora en noviembre, después de que Varas se haya convertido en uno de los salvadores de las últimas jornadas.
Y sí, es evidente que tiene defectos, como la mayoría de los porteros. Titubea por alto, no tiene el juego de pies de Sergio, pero es un gato sobrado de reflejos, como demostró ayer, sobre todo, ante Aranda, con un paradón que salvó los tres puntos del Celta. En un mes de noviembre que estaba siendo bastante malo hasta el día de ayer, la gran noticia ha sido la irrupción de Javi Varas como uno de los jugadores importantes de este plantel. Queda todavía mucha Liga por delante, y el de Pino Montano tiene aún tiempo para seguir mejorando o confirmar las buenas sensaciones de los últimos partidos.
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