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JESÚS DE ARCOS |
El Celta visita el sábado Vallecas con la necesidad de ganar para no verse confinado en los últimos lugares de la clasificación. Se han acabado los días con visitas a escenarios míticos como el Bernabéu o el Camp Nou, donde los célticos recibieron aplausos y piropos de despedida, aunque no se llevasen puntos a casa. Ahora toca volver a la dura realidad, en la que le esperan equipos que están en su misma pelea por evitar el descenso a Segunda División. Como señalaba ayer Andrés Túñez, el sábado les espera "el infierno" de un barrio madrileño en el que ganó en sus dos últimas visitas, aunque generalmente se ha ido con resultados adversos.
Herrera apuntaba días atrás que el Celta ha agotado ya el periodo de adaptación a la nueva categoría. En las diez primeras jornadas sacó más halagos que puntos, lo que tiene preocupado al técnico extremeño, que durante esta semana incidirá en el discurso a su plantilla de que en Primera es necesario mucho trabajo y más sacrificio para ganar. Sostiene Herrera que los piropos no son canjeables por puntos y los 10 que acumula el Celta no alcanzan la media para salvarse.
Por lo tanto, en los partidos que le esperan en las próximas semanas, el equipo vigués pondrá a prueba su capacidad para disfrutar de una vida relativamente cómoda al lado de los clubes más selectos. Tiene calidad técnica para quedarse entre los grades, como demostró ante el Real Madri y el Barcelona, pero le falta determinación para sumar puntos.
Otra de las pruebas que le toca superar en estos momentos a los celestes es ganar a domicilio. En las cinco salidas que ha realizado desde que comenzó el curso, se ha ido de vacío. Iguala a la peor racha que el equipo vigués protagonizara hace tres temporadas, con Eusebio Sacristán como técnico, en Segunda.
Todo comenzó precisamente después de ganar en el campo de Vallecas (1-2). A partir de ahí, los cinco siguientes desplazamientos resultaron negativos para los célticos: cayeron en Castellón (2-1), en Villarreal (1-0), en Elche (1-0), en Murcia (4-1) y ante la Real Sociedad (2-0).
En Anoeta comenzó este año el Celta sus salidas. Perdió con los donostiarras por 2-1, el mismo resultado negativo que se llevó de su visita a Valencia y a Granada. Después llegaron los esperados tropiezos en el Bernabéu (2-0) y en el Camp Nou (3-1). Excepto en la primera visita, en el resto recogió muchas alabanzas por la calidad de algunos de sus futbolistas y por el tipo de juego que defiende Herrera.
Pero ninguno de esos buenos propósitos resultarán provechosos para el equipo vigués si no acompañan los resultados. Hasta el momento, los únicos marcadores favorables que han logrado los celestes se han producido en Balaídos. En casa, el equipo se siente respaldado por una afición entregada a la causa de poder disfrutar de un largo periodo en Primera.
Ahora es necesario sumar a domicilio, como recordaba estos días Bermejo. "Nos falta sacarnos esa espinita de no puntuar fuera de casa para estallar definitivamente. Cuando esto suceda, esperemos que sea el sábado en Vallecas, se verá un Celta mucho mejor", apunta el delantero.
Túñez subraya la importancia del enfrentamiento con el Rayo Vallecano, que posee tres puntos más que el Celta. "Es un partido muy importante porque jugamos ante un equipo que va a luchar con nosotros por los mismos objetivos". El defensa asume el discurso de su técnico: "Está muy bien pensar que hicimos un buen partido en Barcelona y ante el Deportivo, pero Vallecas es totalmente diferente. Allí vas a sufrir o no sacas ningún resultado". Al Celta le toca ahora olvidar los piropos.
Jaime Conde / Faro de Vigo
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