Un gol con intriga


ALBERTO LIJÓ
Muchos fueron los que gritaron en Balaídos para que Aspas apurase el pase a Bermejo y que el cántabro marcase el primer gol del derbi. El moañés reconoce que tardó en decidirse ante la presencia de Zé Castro. El balón le llegó finalmente al cántabro, pero tras rebotar en un defensa y en el portero del Deportivo. Bermejo remató como pudo. Fue un gol con intriga, en un partido en el que Aspas sufrió el duro marcaje del sevillano Marchena.

Bermejo y Aspas protagonizaron la jugada que llenó de alegría al celtismo en el clásico del sábado en Balaídos. La acción del gol del Celta estuvo llena de suspense por la tardanza del moañés en darle el balón a su compañero para que superase a Aranzubia. Los autores de la acción detallaban ayer ese momento clave del partido, que se produjo en el minuto ocho.

Roberto Lago intercepta un balón en el centro del campo y ve a Aspas escorado a la izquierda. Cuando el moañés recibe el balón se lanza en carrera hacia la portería de Aranzubia. Marchena no puede seguirle. Su compañero Zé Castro sale al paso del delantero céltico, que se entretiene y deja escapar una buena ocasión de enviarle la pelota a Bermejo, que entra por la derecha y sin oposición para rematar ante el portero deportivista. El balón le llega finalmente, pero después de rebotar en un defensa y en el guardameta. La empuja como puede a la red. Los dos jugadores se funden en un abrazo. El Celta cobra ventaja sobre su eterno rival.

Aspas ofrece más detalles de la jugada, tras emprender una rápida carrera hacia el área del Deportivo. "La primera impresión que tengo es pasarla a Bermejo, pero Zé Castro me va cerrando el paso. Dudo si tirar a portería o pasarla, pero veo un hueco entre las piernas de Zé Castro para poder pasarla".

El receptor, Bermejo niega que llegase a desesperarse por la tardanza del pase, pero admite que todo se complicó. "Viendo las repeticiones de la jugada hay situaciones en las que es más viable el pase. Esa opción parece más factible ya que estaba de cara y solo ante el portero. Pero cuando uno está en el campo toma unas decisiones que a veces son correctas y otras no. Pero me vino el balón después de dos o tres rebotes hacia atrás y de una forma inesperada, después rematé de una manera poco ortodoxa, como pude, pero en definitiva el el balón entró y es lo que cuenta", comenta Bermejo.

Después de celebrar el gol juntos, el cántabro no perdonó una reprimenda hacia su compañero. "Me dijo que casi la falla porque después de tanto rebote hasta le rebotó a él en el pie", explica Aspas.

El moañés las tuvo tiesas con su marcador, Carlos Marchena. "Sí, fue una dura pelea, pero cada uno busca los intereses de su equipo y al final ninguno pudo llevarse la victoria", sostiene el delantero del Celta, que sufrió duras entradas del sevillano, quien a su vez simuló una agresión del moañés. Una imagen publicada ayer por este diario, deja en evidencia a Marchena, que le clava las uñas a Aspas en un gesto en el que el central del Deportivo simula pasarle la mano por el hombro a su rival ante la presencia del árbitro.

El céltico intenta restarle importancia al incidente, no quiere más polémicas con el deportivismo. "Él intenta defender sus intereses. Son lances del juego, en el que vas a ciento ochenta pulsaciones y cada uno intenta buscar lo mejor para su equipo". No se aparta de la prudencia con que ha realizado todas las manifestaciones previas al derbi.

Sobre si considera más duro el marcaje de Marchena que los de Colotto la temporada pasada, Aspas se va por la tangente: "Como dije, cada uno busca lo suyo. La verdad es que ha sido duro, pero nada fuera de lo normal".

Un par de golpes, asegura Aspas, que se llevó de recuerdo del partido del sábado, "pero estoy para jugar el miércoles". En esta ocasión, cree que ha estado mejor que en anteriores clásicos. "Este año tengo más confianza y eso hace que las cosas vayan mejor partido a partido". En el del sábado protagonizó, junto a Bermejo, un gol con intriga.

Jaime Conde / Faro de Vigo

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