Mal menor


CÉSAR QUIAN

Pudo ser peor. Visto el derbi disputado en el municipal de Balaídos entre Celta y Deportivo, el aficionado local tiene más motivos para la alegría que el deportivista. Después de una primera parte en la que los celestes fueron inferiores a su rival y tras un segundo tiempo que disputaron con diez prácticamente desde su inicio, el empate puede considerarse un mal menor. No así para el hincha coruñés, quien disfrutó de un buen Deportivo en el primer acto y vio como, pese a estar en inferioridad, pecó de escasa ambición en el segundo. Buen derbi en líneas generales que deslució la actuación de Undiano Mallenco, quien adoleció de algo vital para el correcto ejercicio del arbitraje: criterio.
   
El choque comenzó de forma inmejorable para el Celta. Bermejo abrió la lata nada más empezar después de que Aspas encontrase una grieta en la defensa herculina. El empuje posterior de los vigueses apenas duró unos minutos más. En lugar de dominar al adversario y  ejercer la condición de anfitrión, los de Herrera se echaron atrás fiando su juego al contraataque. Error. El Deportivo se sintió cómodo y pasó a dominar el encuentro. Valerón sacó la varita y sirvió en bandeja el empate a Juan Domínguez.
   
El Celta pareció aprender y se echó arriba en los instantes previos y posteriores al intermedio. No obstante, la expulsión de Cabral torció el guión del partido. Una roja en cierto modo comprensible: la primera cartulina, pese a ser un tanto rigurosa, puede considerarse como tal, y la segunda tarjeta es clara. Sin embargo, pierde todo el sentido si se compara con lo ocurrido en el primer tiempo, cuando Undiano Mallenco perdonó la roja a Ze Castro tras cortar un contraataque conducido por Aspas. Doble rasero del colegiado navarro que perjudicó al Celta.
   
En cambio, pese a jugar en inferioridad, los celestes mostraron una mejor cara que en igualdad numérica. El Deportivo apostó por sestear, confiado en que tarde o temprano llegaría el gol. El Celta prefirió la heroica. La tuvo Aspas en una bellísima jugada que tejieron Augusto Fernández y Hugo Mallo –posiblemente el mejor celeste sobre el campo- y que el de Moaña envió fuera por milímetros. Fue la oportunidad del Celta, pero se desaprovechó.
   
Después, los de Herrera supieron sufrir ante un Deportivo que achuchó pero no asustó. La crítica blanquiazul debería ser dura con los de Oltra, quienes tuvieron el partido en su mano  y fueron incapaces de aprovecharlo. En Vigo, toca pensar que pudo ser peor y que, dentro de la decepción que supone no ganar al eterno rival cuando las condiciones parecían las propicias, el resultado es un mal menor. 

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