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EFE |
El Celta se presentó ayer en el Santiago Bernabéu con un puñado de debutantes en la categoría. Futbolistas sobrados de calidad y talentos, cuyas prestaciones son indiscutibles, pero que deben pagar todavía el peaje de la inexperiencia, la novatada. Ayer se vivió un ejemplo más de esto, con un Celta que saltó al césped del Bernabéu superado por el escenario. Tuvieron que pasar más de 20 minutos para que el equipo se asentase y empezase a tocar el balón como suelen hacerlo.
También ayudó que el Madrid bajó una marcha, consciente de que no necesitaba apretar el acelerador al máximo para llevarse el partido. Lo hizo con un arreón en la primera mitad y otro en la segunda. En cuanto lo intentó, puso cerco a la portería de Sergio sin excesivos problemas. El primero con un gol raro, un centro chut de Higuaín que se envenena, y el segundo de penalty. Cumplió el expediente el conjunto de Mourinho, y regresó a Vigo el de Herrera con una experiencia más en la mochila.
El objetivo de este equipo es llenar esa mochila, sin que el vacío le condene al infierno. No parece que vaya a ser así. Este equipo podrá pagar el peaje de la falta de experiencia en algún campo, pero durante 38 jornadas y enfrentándose a doble partido con todos los equipos de la categoría, no va a estar entre los peores de Primera División. Este grupo de jóvenes futbolistas, acompañados de algún ilustre veterano, sobrevivirán esta temporada y regresarán el próximo año con la mochila mucho más llena. Y ahí sí, ahí darán lo mejor de si mismos en cada campo, en cada escenario y en cada situación. Es el germen de algo grande.
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