El derbi del buen rollo


Los utilleros de ambos equipos (MARTA G. BREA) 
Algo parece haber cambiado en el clásico gallego, que en esta última edición en Balaídos ha transcurrido sin violencia y apenas incidentes. Salvo un pequeño problema en los prolegómenos del choque que propició alguna carga policial aislada, el partido se desarrolló sin incidentes de importancia, en contraste con lo sucedido la pasada temporada, tanto en Vigo como en A Coruña, con la reedición del encuentro en Segunda División después de cuatro años de ausencia.

La rivalidad sana, sin violencia, se abrió paso en esta edición del partido, declarado de alto riesgo por la Comisión Antiviolencia, tanto dentro como fuera del campo. El Celta hizo público ayer un comunicado felicitándose por esta circunstancia. "La afición celeste convirtió el derbi en una gran fiesta del fútbol gallego, con un comportamiento ejemplar, ausencia de incidentes y apoyo al equipo sin desmayo durante el partido. El celtismo dio una verdadera lección de civismo y compromiso con su equipo", señala el club.

El comportamiento de los futbolistas y de los cuerpos técnicos de los dos equipos fue también ejemplar. No hubo acciones violentas sobre el césped, ni tanganas ni más faltas que en cualquier otro partido de la temporada regular.

A la conclusión del partido, los jugadores de los dos equipos se abrazaron sobre el césped y hubo también gestos de cordialidad entre los miembros de ambos cuerpos técnicos, que mantienen una excelente relación profesional. Los mensajes de ambos entrenadores para que el partido se convirtiese en una fiesta del fútbol gallego contribuyeron seguramente a dotar al enfrentamiento de una pátina de normalidad. Tampoco fue ajena probablemente a la ausencia casi total de incidentes la decisión de no viajar a Vigo de los Riazor Blues, los hinchas más radicales del Deportivo.

No hubo que reseñar tampoco incidentes después del partido. Los aproximadamente ochocientos seguidores deportivistas que se desplazaron a Balaídos abandonaron sin problemas el estadio y sus autobuses fueron escoltados por la ciudad sin problema alguno.

Queda ahora por ver si cunde el ejemplo. Es decir, si la sana rivalidad que ha presidido esta última edición del clásico tiene continuidad o en el futuro o si se trata de un episodio aislado. Habrá que esperar al mes de marzo, fecha en que el derbi retornará al estadio de Riazor, para encontrar la respuesta.

Faro de Vigo 

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