Lágrimas presentes, sonrisas futuras


VALENCIA CF
3 puntos de 12 posibles. Ante esta realidad innegociable, la conclusión del resultadista es fácil: el Celta pinta mal. Si se va más allá, con mayor visión de futuro, lo cierto es que este equipo tiene muy buena pinta. Paciencia y tranquilidad son las palabras que se deben de repetir una y otra vez en Casa Celta. El carácter, el oficio y la capacidad competitiva, las grandes lacras del conjunto celeste en este inicio de campaña, son asignaturas con posibilidad de aprendizaje en el transcurso de las jornadas. El fútbol, se tiene o no se tiene. Y por fortuna, este aspecto va en el haber céltico.
   
El marcador final del Valencia-Celta resulta acorde con cualquier pronóstico previo al encuentro. Una vez visualizado el choque, los visitantes tienen motivos para la tristeza. El Celta dejó escapar cuanto menos un punto de un feudo en el que rascar algo se antoja muy complicado. Dominó holgadamente al rival en la primera mitad y dispuso de sus ocasiones en el segundo tiempo. Tocó, se asoció, mordió en campo adversario y sometió en su estadio a un equipo de Champions durante buena parte del encuentro. Fue decayendo con el paso de los minutos, pero incluso entonces dio sensación de poder crear peligro.
   
Herrera, consciente del déficit defensivo de la pareja Tino Costa-Parejo, pobló el centro del campo con un trivote que funcionó a las mil maravillas. Oubiña ofreció una lección táctica en la medular, mientras que Insa y Álex López marcaron el tempo del partido. Arriba, Aspas ratificó su gran momento con otro gran encuentro, aunque su superávit de confianza le hizo pecar de individualista en algunas acciones. Por las bandas, tanto Augusto como Krohn-Dehli mostraron su mejor versión.
   
La derrota, como bien explicó el técnico celeste, se debió a errores propios. Sería interesante saber dónde estaba Roberto Lago en el primer gol valencianista. También carece de sentido la desorganización defensiva en el balón parado que propició el segundo tanto. Dos fallos infantiles e imperdonables para una categoría como la Primera División que ya penalizaron al equipo en San Sebastián y que han propiciado un nuevo tropiezo en un día en el que el Celta pudo sacar tajada de un campo complicado.
   
El sendero a seguir está  marcado y la próxima estación es Getafe, un choque con mayores exigencias para el Celta que el de Mestalla. Corrigiendo los desajustes defensivos y adquiriendo esa dosis de oficio imprescindible -no se pueden encajar dos tantos en sendos inicios de cada tiempo- los celestes poseen nivel suficiente para salvar la categoría. El presente llama a malos augurios, pero a la larga el fútbol coloca a cada uno en su sitio. Y el lugar del Celta, por este camino, no son los puestos de descenso. Paciencia.

0 comments:

Publicar un comentario