BRAIS ALONSO |
Han pasado 15 meses ya. Quince
largos meses desde que dejé mis lágrimas en aquel asiento de Los Cármenes. Aún hoy, en los momentos de
sufrimiento, cierro los ojos y me vienen al recuerdo imágenes de aquella tarde
aciaga para el Celtismo.
El Granada consiguió ascender a
Primera unos días después… A nosotros, el destino nos deparaba un añito más en
el pozo negro de la segunda división.
De todos modos, a mí siempre me
ha gustado ese proverbio persa que reza que “la paciencia es un árbol de raíz
amarga…pero de frutos muy dulces”. Y por eso, quiero que sepas, querido Granada
C.F. que no te arriendo la ganancia.
El Celta, de la mano del
presidente D. Carlos Mouriño y bajo la batuta de un magnífico Paco Herrera, ha
perseverado en un proyecto de cantera que cada día ofrece unos frutos más dulces.
Lejos de lo que pudiera parecer,
esa injusta derrota en los penalties de Granada, nos ha hecho más fuertes. Sí,
nos hemos visto obligados a pagar el peaje de dejar volar a un Michu que apunta
alto, pero hay algo que hemos ganado, y que no tiene precio: sentimiento.
No puedo sino, darte las gracias,
Granada, porque tu ambiente hostil consiguió que los 300 celtistas que
estuvimos allí nos uniésemos para siempre en una gran familia. Al otro lado de
la península, a cientos de kilómetros, miles de celtistas se sumaron a la
causa, y por ello, este play-off será recordado como aquel que forjó el
carácter celtista de los 13.099 que, en un épico Celta-Xerez, llevaron en
volandas hacia la remontada a un equipo que se unió en una absoluta comunión con la grada.
Después de 20 años de
abonado del Celta, de viajes por Europa, de partidos de Champions, de finales
de Copa, de ascensos, de acompañar al equipo por todos los campos de España…y
resultó ser el de Los Cármenes, el partido más intenso en emociones que
recuerdo. Y por ello, hoy día, puedo asegurar que, más que nunca, estoy
orgulloso de seguir con pasión a este Celta.
Mucho se ha hablado estos días de
su violenta afición, de la encerrona, de Fabri, de los famosos carteles contra
Aspas, de Quique Pina, del árbitro Lesma López, de vendettas y revanchas, de
las dos caras de Orellana… o incluso de un Hugo Mallo al que el recuerdo del
partido le hace “cagarse en todo”.
Agua pasada no mueve molinos, así
que vamos a demostrar que estamos por encima de eso, que el Celta y su afición tienen
una historia y unos valores que no se pueden comprar cual jugador del Udinese y
que los 3 puntos se irán para Vigo ganándolos sobre el césped.
Seguir a @braisinhoalonso
0 comments:
Publicar un comentario