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EFE |
Aunque la televisión le concedió el tanto a Krohn-Dehli, la celebración del danés denotaba que él no había sido quien había empujado el balón al fondo de las mallas. No hacía falta escudriñar la jugada desde distintos ángulos, ni había que tirar del "Libero Visión" de canal + para darse cuenta de que no había sido Krohn-Dehli el autor del tanto. Hubiese sido bueno para su moral, enganchar la red contraria en su tercer partido después de los dos primeros encuentros en los que nos dejó buenas sensaciones pero no acabó de completar un buen partido.
El sábado fue de los más destacados, porque además de los detallitos que nos dejó en los choques anteriores, se atrevió a encarar e incluso a tirar a portería, aún todavía con timidez, pero cada vez con más confianza, la que necesita para hacerse importante en este equipo. Tengo la impresión, tal vez errada, el tiempo lo dirá, de que el danés aportará mucho al equipo. Es un futbolista tácticamente inteligente, no está exento de calidad y a poco que se suelte debe mostrar ese desborde del que hablan los que le conocen.
A Krohn-Dehli le pasarán facturas las comparaciones. Tanto con el extremo de la otra banda, Augusto, muy vistoso en el gambeteo, como con su predecesor, el carismático Fabián Orellana, cuya sombra podría hacerse muy alargada de no ser porque el danés ha entrado con buen pie en el Celta. Sufrirá si baja su rendimiento, y florecerán las comparaciones con el idealizado recuerdo del chileno, pero en sus botas está evitarlo. Tiene mimbres y cualidades, y pronto podrá ser, esta vez sí, el autor de un gol. Victorioso probablemente.
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