El aplicado y obediente Natxo Insa


JUAN HERRERO / EFE
Cuando el fallecido Andrés Montes se refería a Eric Snow lo hacía siempre con el mote "el aplicado y obediente", repitiéndolo en cada una de sus célebres retransmisiones de la NBA. Eric Snow fue un base nacido en el estado norteamericano de Ohio, y que disputó su carrera enrolado en las filas de Seattle Supersonics, Philadelphia 76ers y Cleveland Cavaliers, sin destacar más que por su trabajo y por su disciplina. Todo ello le sirvió para jugar durante 13 años en la mejor liga del mundo y estar incluido en el segundo quintento defensivo en el año 2003, además de recibir el premio al Jugador más deportivo de la NBA en el año 2000. Cuando se retiró en 2008, con 35 años, lo hizo después de disputar 846 partidos de liga regular y 103 de post-temporada con unas discretas estadísticas de 6,8 puntos y 5 asistencias por partido en una media de 27,3 minutos. 

Era un deportista cuyo talento y condiciones atléticas le hubiesen impedido llegar al más alto nivel del baloncesto profesional de no haber tenido otras virtudes como el pundonor, la garra, y sobre todo el trabajo. Algo similar se le podría aplicar a Natxo Insa, un futbolista que ha llegado a Primera División a base de esfuerzo y trabajo. A base de dedicación, la que le llevó a iniciar por su cuenta la pretemporada antes de tiempo este verano para llegar a tope y al mejor nivel físico cuando se incorporaron el resto de sus compañeros. 

Para Natxo Insa nada ha sido fácil. Se curtió en el Eibar, un equipo al que se va a trabajar, y luego peleó en los filiales de Valencia y Villarreal, hasta que Paco Herrera se acordó de él y lo reclutó para el Celta, donde gozó de un protagonismo discreto en la temporada del ascenso. Con el Celta en Primera, Natxo Insa tenía todas las papeletas para abandonar el equipo, pero su trabajo le ha permitido ganarse la confianza de Herrera para continuar en el equipo, y con la temporada comenzada ha gozado de minutos en varios partidos, manteniendo la buena línea que ya había mostrado en los amistosos veraniegos. 

Ayer dio otra muestra de ello. Natxo Insa no se ganará los adjetivos grandilocuentes que se ganan otros compañeros de vestuario. El talento y la magia nunca forma parte de su descripción, pero ayer dio lecciones de saber estar en un terreno de juego, de saber moverse, de apoyar a sus compañeros, de asistirlos, de ayudar en labores defensivos y de hacer más fácil el fútbol para sus compañeros con movimientos sencillos pero efectivos. Insa completó un primer tiempo casi perfecto, e incluso se incorporó al ataque con peligro. Los fichajes de la parte ofensiva le restarán minutos, porque por delante de él tiene a Oubiña y Álex López, pero ha adelantado a Bustos, y forma parte de ese plan B o C del que Herrera tira cuando apuesta por el trivote. Se lo merece, se lo ha ganado. Es el digno sucesor del aplicado y obediente Eric Snow. 

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