El extremo y los extremos


LUSA
El fútbol, o quien rodea a este deporte, está lleno de extremos. Y no me refiero a esos futbolistas que recorren la banda cual gamos, sino a las opiniones de los aficionados, con una pasmosa facilidad para pasar del blanco al negro. Augusto Fernández puede ser un buen ejemplo de lo que estamos diciendo. Precisamente él, que se gana la vida con el oficio de extremo, puede dar fe de lo cambiante que pueden ser las opiniones en función de un resultado o de un mal partido. Incluso sin que se den las dos circunstancias a la vez. 

Hace un par de semanas, en la víspera del comienzo de la liga pusimos en marchas las tradicionales encuestas en las que pedimos a los aficionados que nos den su once ideal para el arranque liguero. Augusto Fernández arrasó en la votación de extremo derecho, saltándose la jerarquía de de Lucas y la capacidad combinativa de Toni Rodríguez. Muchos de los que votaron al argentino no lo habían visto jugar jamás, otros sí, y los que más, tan solo habían visto vídeos en los que se podía intuir que clase de jugador era. Sin embargo, eso bastó para que Augusto venciese con cierta comodidad. 

En su estreno dejó evidente que no estaba bien a nivel físico, pero también evidenció virtudes muy importantes en un futbolista: Capacidad de sacrificio, inteligencia futbolística, regate, llegada. Dejó una sensación muy buena, aunque su partido no fue excelente. Se valoró su esfuerzo y su capacidad para adaptarse a un fútbol más rápido que el argentino, especialmente complicado al no tener ritmo de partidos por no haber disputado amistosos con Vélez. En Anoeta se esperaba que estuviese mejor, y lo ciero es que a nivel físico volvió a flojear. 

El físico no ayudó, y el resto de sus compañeros tampoco. El partido fue peor que el disputado ante el Málaga, con un Celta al que le costaba tener la posesión y que sufría con el talento de los hombres de Montanier en ataque. Augusto no realizó su mejor partido, estuvo fallón, sufrió en defensa, donde se tuvo que multiplicar, y no fue desequilibrante en ataque. No fue un partido para grabar en vídeo, como tampoco lo fue el de Álex López, el de Túñez o el de Hugo Mallo, por poner algún ejemplo. Sin embargo, estos dos partidos parecen haber sido suficientes para que una parte de la afición lo de por perdido y asegure que no sirva. Los extremos matan al extremo. Ni antes era Maradona ni ahora es Vara. Existe un término medio, y sobre todo existe la paciencia. Eso es lo que merece Augusto Fernández. Paciencia. 

0 comentarios:

Publicar un comentario