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EFE |
Hemos visto en incontables ocasiones cuanto puede cambiar un partido tras el descanso. El efecto que puede tener una arenga, bronca, charla táctica o similares. Ayer en Anoeta se vio algo similar. Un Celta desnortado durante el primer tiempo, incapaz de generar una ocasión clara de gol y de evitar que se las generasen, sufrió un lavado de cara. No fue algo espectacular, pero fue suficiente. Digamos que sobre todo fue esperanzador. Tan esperanzador como fugaz, pues este lavado de cara duró exactamente 8 minutos. Desde que Pérez Montero dio comienzo a la segunda parte hasta que Agirretxe batió a Javi Varas.
Porque la reacción celeste solo duró esos minutos. Eso sí, esos 8 minutos no cambian lo visto en el resto del choque. Pero es un clavo ardiendo al que aferrarse. Fueron solamente dos jugadas de ataque, dos ocasiones de gol. Suficiente para saber qué podemos esperar de este conjunto. A qué aspira Paco Herrera con este club. Está de moda jugar a ser entrenador. Hablar de si es mejor jugar con trivote o con doble pivote. Si el 4-2-3-1 es mejor que el 4-3-3 o el 4-4-2. Escuchamos muchos conceptos tácticos que tienen menos importancia de la que se da.
Al final, todo depende de los jugadores. Que sobre el campo se entiendan y sobre todo que sepan asociarse. Y esto último es lo que le está faltando al Celta. Ha costado mucho tiempo traer refuerzos, y tienen que acoplarse al equipo. Estamos, como quien dice, en plena pretemporada. Lo que supone un problema, porque implica empezar la liga con desventaja. Por eso digo que hubo 8 minutos para la esperanza. Porque hubo 8 minutos en los que el cuadro vigués combinó con rapidez y precisión.
Los jugadores se entendieron entre sí, supieron asociarse, interpretar los desmarques, acompañar bien la jugada. Incluso en el aspecto defensivo. El 2-1 llega por una sucesión de errores, el último de ellos el no entendimiento entre Cabral y Túñez. Algo que el tiempo puede corregir. Cada equipo juega de una forma diferente, y va a pasar un tiempo hasta que Augusto, Khron-Dehli y el delantero que llegue consigan acoplarse del todo. Y que De Lucas, Aspas y demás se compenetren bien con ellos. Recordemos al Fabián Orellana de principios de liga y al del tramo final. Esos 8 minutos son la demostración de lo que pueden conseguir los pupilos de Paco Herrera. Lo único que podemos hacer es confiar en que su adaptación sea lo más rápida posible.
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