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RICARDO GROBAS |
Día si y día también surge el nombre de Fabián Orellana. Es imposible darlo por perdido cuando los protagonistas de esta historia se empeñan en recordarlo cada vez que pueden. Herrera, Torrecilla y Mouriño, el triángulo mágico del Celta a nivel institucional, los tres bastiones, junto a Chaves, de la entidad, no lo dan por perdido. Y si ellos creen que puede acabar en Balaídos, habrá que tener algo de fé. Eso sí, no será fácil, y no hace falta explicar porqué.
El Granada cuenta con el futbolista. La llegada de Anquela consolidó su interés en el futbolista. El técnico jienense quiere tener al chileno en sus filas la próxima temporada, pero dependerá también del interés que muestre el propio jugador, que parece que no es mucho. Orellana, de todos modos, es un profesional y se debe a su club, no montará ningún circo, pero a buen seguro que hará ese gesto que se le pide desde Vigo, y también ese esfuerzo con el que todos contamos.
Pero claro, el Celta también tendrá que hacer ese esfuerzo. Iago Aspas explicaba ayer la situación. El moañés y Orellana se hicieron amigos el pasado curso y mantienen el contacto: "Hablé con él y me dijo que hará toda la fuerza posible para venir, aunque es una situación que no es fácil para él. Está intentando echar un cable pero el Celta también tiene que hacer un esfuerzo".
Un esfuerzo económico, se entiende. El Granada vendería hoy a Orellana por tres millones, pero conforme vaya pasando el verano podría ir bajando las pretensiones. De hecho, seguramente ya lo vendería por una cantidad bastante inferior. Lo que quieren dejar claro en la ciudad nazarí es que, si el Celta lo quiere, tendrán que rascarse el bolsillo. Así que me imagino a Chaves y Mouriño, calculadora en ristre, echando cuentas de lo que se puede gastar y lo que es imposible. En el momento que las pretensiones del Granada estén más cerca de lo que se puede gastar que de lo imposible, Orellana será nuestro.
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