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Foto: F. Jiménez / El Norte de Castilla |
Cuando hace tres temporadas el sorteo de la Copa del Rey deparó un Alcorcón - Real Madrid, pocos conocían a un equipo que había vivido la mayoría de su vida entre la Tercera madrileña y la Preferente Autonómica. Con apenas experiencia en Segunda B, a donde había llegado a principios del presente siglo, la mejor temporada de su historia había sido la 2005-06, donde los amarillos finalizaron el campeonato en séptima posición. Pero la historia tenía preparado un brusco cambio para el Alcorcón con la llegada a su banquillo de Juan Antonio Anquela, un carismático entrenador que había visitado anteriormente los banquillos del Real Jaén, Huesca, Melilla y Águilas. El jienense jugó en Primera División con el Elche, además de militar en otros equipos como Real Jaén, Úbeda, Albacete Balompié, Linares o Córdoba, entre otros.
Desde su llegada al club situó a la ciudad de Alcorcón en el mapa. Situada a apenas 13 kilómetros al sur de Madrid, la villa cuenta con unos 170.000 habitantes y ha multiplicado por 85 su población desde el año 1960, donde contaba con apenas 2.114 habitantes, que ya eran 46.000 en 1970 y 140 en 1980. En su primera temporada llevó al Alcorcón a disputar la fase de ascenso a Segunda B, donde sería eliminado, y logró el ascenso en la segunda tentativa y con mucha polémica. En Ontinyent tienen muchos motivos para quejarse.
Pero lo que realmente trascendió de aquella temporada fue la eliminatoria ante el Madrid en Copa. Los de Anquela vapulearon a los merengues en Santo Domingo (4-0) y aún fueron capaces de asustar al Racing de Santander, a quién vencieron en casa por dos tantos a cero, aunque acabarían sucumbiendo en El Sardinero por tres goles a cero. Se acaba el sueño copero, pero comenzaba el del ascenso a Segunda, a donde llegaban por vez primera en su historia.
Como todo equipo recién ascendido, el objetivo es la permanencia, pero pronto demostraron que habría que marcarse metas más ambiciosas para no aburrirse en la recta final. Los de Anquela hicieron de Santo Domingo un fortín y mejoraron a domicilio en la recta final, los que les valió para llegar a la última jornada con opciones de disputar la promoción de ascenso, que finalmente disputaría el Real Valladolid, que no falló en la última jornada.
Fue una temporada de ensueño, irrepetible, pensaron muchos, pero lo mejor aún estaba por llegar. Manteniendo la base del equipo, con el mismo entrenador en el banquillo y algún fichaje interesante, el Alcorcón repitió temporada histórica y, esta vez sí, logró alcanzar los play-off e incluso llegar a disputar la final, quedándose a un solo gol de un histórico ascenso a Primera División, que finalmente recaería en el Real Valladolid, equipo que ha limitado los sueños de los madrileños en las dos últimas campañas.
Pero el sueño no ha acabado. Por delante quedan temporadas ilusionantes para que su nombre no caiga en el olvido. Nadie se acuerda de los perdedores. Nadie recuerdo hoy día que equipos como el Toledo o el Figueres disputaron una promoción de ascenso, pero nadie se olvidará de que el Mérida o el Extremadura jugaron en Primera. La meta del Alcorcón es la de no caer en el olvido, para ello será fundamental la continuidad de Anquela, a quién no le faltan ofertas de Primera División. El técnico andaluz, por su carácter carismática, goza de fama, y ayuda también el hecho de que su club juegue en Madrid, lo que le asegura presencia mediática. Si los dirigentes del Alcorcón consiguen convencer a Anquela para que continúe en el club, habrán dado un paso muy importante para ser un claro aspirante al ascenso en la Temporada 2012-13. El sueño aún no se ha acabado.
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