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Foto: Marta G. Brea |
Echan cuentas los equipos implicados en la carrera por el ascenso directo. Sisi asegura desde Valladolid que ellos, con 70 puntos, ascenderán con cuatro victorias en siete partidos. Mallo replica que el Celta, con 65, lo conseguirá con cinco triunfos en siete partidos y medio. Fuera de discusión está que el cuadro celeste, sólido en casa pese a la derrota del derbi, necesita recuperar su productividad como visitante.
Ya no llega con empatar en los desplazamientos. "Hay que sumar de tres en tres. El Valladolid y el Deportivo empujan mucho", constata Oubiña. De ahí que fijen como objetivo de la minigira mediterránea por Sabadell y Cartagena lograr seis puntos. El capitán insiste: "Necesitamos ganar para tener opciones". Si se consigue esto, no le importa demasiado lo que suceda en Riazor entre Deportivo y Valladolid. "Cualquier resultado será bueno si ganamos los dos partidos que tenemos ahora. Evidentemente el Valladolid está más cerca. Pero todo se va a apretar".
La dificultad del reto es máxima. Supone terminar con una sequía fuera de casa que dura ya dos meses. El Celta no regresar con éxito de un viaje desde que Joan Tomás hizo estallar de alegría a los aficionados célticos que poblaban las gradas del Nuevo Zorrilla. Sucedió el 3 de marzo. Los vigueses presumían entonces de ser el visitante más peligroso. Valladolid y Hércules los han superado en esa clasificación particular desde entonces.
Oubiña explica su visión de esta particular crisis: "Son situaciones. A lo mejor al final de la temporada somos capaces de tener otra vez la dinámica buena fuera de casa. Hay menos ambiente en los estadios a comienzo de temporada, la gente se juega menos. A final de temporada es más difícil. Pero no es justificable. Tenemos que encontrar dentro de nosotros esa facilidad que tenemos en casa y trasladarla fuera".
Herrera siempre ha sostenido que los partidos de Segunda, especialmente si uno ejerce de visitante, se ganan en el último tercio del tiempo reglamentario. La victoria en Valladolid fue el culmen de esta tesis. En otras ocasiones, sin embargo, el equipo ha interpretado mal esa política. Ha arrancado con apatía y lo ha pagado.
Oubiña espera solucionar esa carencia ante el Sabadell, al que espera como "un equipo parecido al que vimos el otro día con el Barça B. Intentaremos que no estén cómodos, que no tengan el balón. A partir de ahí, queremos hacerle daño. La idea es esa. Fuera de casa nos está costando un poco más", admite. Considera el escenario apropiado: "No somos un equipo físico. En partidos abiertos y ante rivales que no son físicamente fuertes estamos más a gusto".
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