Torrecilla: "Iago representa la rebeldía de una generación"


Foto: Ricardo Grobas
El silencio de Iago Aspas y el sonido de Orellana advierten de la inminencia del derbi. El moañés no realizará declaraciones esta semana. El club quiere protegerlo. Sería el más reclamado por la prensa después de su pública profesión de antideportivismo, que lo convirtió en objeto de las iras de Riazor. El chileno, por contra, ha prometido que hablará. Rompe ese mutismo que justifica por timidez. Son tipos opuestos en carácter, quizás por ello amigos, e iguales en que el talento los define. De la inspiración de ambos depende en gran medida la suerte del Celta.

Iago se resume en la pasión con la que entiende su oficio. La naturaleza lo ha diseñado como protagonista del derbi, ya sea por gloria o por miseria. Los compañeros le piden más que nunca que se administre. "Lo importante es que tenga la máxima concentración en el partido. El nivel de él le exige eso", concreta Oubiña. "Cuando tiene el cien por cien de concentración durante los noventa minutos surge el buen Iago; cuando pierde un pelín la concentración, que no suele ser por el ambiente sino por algún tema arbitral, se despista. Les pasa a todos. Evidentemente esperamos que esté lo más centrado posible y nos ayude a ganar".

El director deportivo del Celta, Miguel Torrecilla, lleva su análisis al plano sociológico. A su juicio, "Iago refleja la rebeldía de una generación, ese cambio generacional en la sociedad. Los jóvenes no son como los de hace quince años. Iago personifica al joven actual, con su carácter espontáneo, su rebeldía, que intenta gestionar. En algunos momentos se le va de las manos".

Torrecilla cree que sabe convivir con la tensión del derbi porque ya fue capaz de hacerlo en A Coruña, donde jugó bien pese a que la táctica deportivista, tanto futbolística como ambiental, incluía el intento de descentrarlo. "Ante el Deportivo mostró una gran entereza. Era el centro de las miradas. La defensa intentaba desquiciarlo, algo personificado en Colotto. Se va a ver esa situación otra vez. Estoy convencido de que en ese duelo, con su personalidad, ante esa defensa que querrá inquietarlo y desquiciarlo, va a ganar".

Mientras Iago Aspas vive la vida a voces, Orellana se desliza por ella. En el viaje a Vigo le acompañó la fama de introvertido. Hace tiempo que decidió que no volvería a conceder declaraciones. Costó arrancarle algunas palabras en la presentación. Hasta que una vez apareció por sorpresa en la sala de prensa tras un encuentro. Síntoma de que en el Celta se siente cómodo. La plantilla desmiente que el chileno sea adusto o de trato difícil. Torrecilla lo refrenda: "Ha roto en este vestuario su fama de díscolo, de timidez. Es una persona muy querida. Eso ha hecho que tome protagonismo en la plantilla. Se ha ganado los galones en el campo. El equipo lo busca, conecta con él. Ha consolidado sociedades con Roberto Lago, con Álex López, con Iago... Es determinante en el juego ofensivo y aporta mucha ayuda defensiva".

En Riazor, Orellana marcó el gol del empate y perdió el balón que Lassad convertiría en el 2-1 definitivo. Herrera lo empleaba entonces como revulsivo. Hoy lo tiene como pieza fija en el esquema. Torrecilla anticipa: "Orellana va a aparecer en los partidos importantes. Apareció en Los Cármenes (cuando, como jugador del Granada, igualó el play off con el Celta). Y en Riazor lo vimos. Ha cambiado su jerarquía en el equipo". 

Armando Álvarez /Faro de Vigo 

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