Reencuentro en lo más alto


Foto: Gabriel Tizón 
Aquella mañana del 18 de diciembre de 1999, los lectores de este diario encontraron encabezando la sección de deportes un titular para la historia: “El rumbo de la Liga se dirime en el Finisterre”. Deportivo y Celta se citaban aquel día en Riazor como primero y segundo en un campeonato en el que Real Madrid y Barcelona transitaban a rebufo. Cinco puntos tenían de ventaja los blanquiazules, que se convirtieron en ocho tras un gol del inevitable Turu Flores. Todo lo que sucedió es historia del gran duelo del fútbol gallego, como el litigio entre Djalminha y Mostovoi o el título de Liga, que como se presagiaba acabó a este lado de Pedrafita.

Ahora la cita es en Segunda y en Balaídos, pero Celta y Deportivo vuelven a estar en lo más alto. Los coruñeses llegaron ayer a la cota de 69 puntos, la que les sirvió para ganar aquel campeonato. El Celta, con 62, uno más que el Valladolid, aguarda la resolución del partido de Cartagena, suspendido con media hora por jugar y el marcador igualado. “Nosotros contamos con que lo va a ganar”, apunta el técnico deportivista, José Luis Oltra, que prefiere ponerse en lo peor al hacer las cuentas del rival. Aunque advierte: “Si ganamos el domingo en Balaídos daremos un paso de gigante. Tener la certeza de que saldremos líderes de allí pase lo que pase nos da cierta tranquilidad, nunca relajación”. Desde que en mayo pasado el Deportivo fue el primer equipo en bajar a Segunda con 43 puntos, nadie en A Coruña se fía de las estadísticas ni de las matemáticas, pero el objetivo estaría muy próximo con cinco triunfos en las 10 jornadas que faltan.

Y sin embargo, aún hay que remar. “No hay nada hecho”, advierte el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, que reconoce que hubiera firmado a principio de temporada verse donde está ahora. También en Vigo lo rubricarían. “Es un aliciente jugar ante nuestra gente sabiendo que podemos recortar puntos sobre la cabeza de la tabla”, reflexiona Mario Bermejo, delantero devenido en mediapunta, una aportación que abandera el cambio operado por el Celta desde la cita de Riazor. Entonces ambos rivales estaban lejos ascenso y el Deportivo con bastantes dudas. “Las sensaciones no eran las mismas, eso es cierto”, concede Oltra. Las cosas han cambiado para mejor. En el Celta se ha afianzado Oubiña, cuyos problemas físicos parecen un mal recuerdo. Pero sobre todo el equipo, que hace bandera de unas transiciones fulminantes y ha ganado en solidez. Por el camino se han quedado en el banquillo los dos centrales que iniciaron el campeonato como titulares, Vila y Catalá. Pero sobre todo el técnico, Paco Herrera, ha activado a todos sus jugadores, un elenco en el que futbolistas con menos minutos como Joan Tomás, David Rodríguez o Toni también han sido decisivos. Y ante los desastres que presagian los agoreros, los que recuerdan el desastre de la campaña anterior, replica con datos. “Somos el equipo más goleador de la categoría, también el que más oportunidades crea”.

“El Deportivo también va sobrado de pegada”, reflexionaba ayer tras caer en Riazor el entrenador del Murcia, Iñaki Alonso. El equipo ha madurado el estilo impuesto por su técnico, un libreto que bebe de fuentes combinativas, pero que abre los partidos en un cara o cruz en el que se suceden las llegadas a favor y en contra. Y en ese frenesí suele imponerse la calidad. Antes del último duelo en Riazor, en la jornada 13, el Deportivo había perdido cuatro partidos y empatado dos. Desde entonces cayó en tres, igualó uno y venció en los 15 restantes, siempre con Valerón al mando, el mismo del que Miguel Ángel Lotina dijo que al tercer partido seguido bajaba su rendimiento. “Tras perder en Girona leí que lo estaba quemando, que tenía que dosificarlo. Y contra el Murcia ha vuelto a ser determinante. Hablé con él y le dije que no se creyera las milongas, que le veía bien”, revela Oltra.

Vuelve el gran clásico del fútbol gallego. Será el domingo en una atípica matinal que obligará a madrugar a los seguidores que se acerquen a Balaídos desde fuera de Vigo. El Celta ya ha anunciado que se acabará el papel y Lendoiro anticipa que habrá 4.000 deportivistas, la mitad con entradas adquiridas en las taquillas coruñesas, y el resto tras comprarlas en Vigo o por Internet. Controlar esa dispersión es un problema, porque apenas habrá viajes organizados en autocar y el grueso de aficionados blanquiazules llegará a su destino en tren. En unos casos tres horas antes del partido, y en otros, con hora y media de anticipación y un largo trayecto por cubrir a pie desde la estación hasta Balaídos. “Es una pena que no se pueda vivir esa gran fiesta con las aficiones que todos queremos, pero si no es este año espero que sea el que viene en Primera”, apunta Lendoiro.

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