Queco Piña: "No quise ni celebrar el gol por respeto al otro portero"


Foto: Ricardo Grobas
Es el gol que recorre televisiones y páginas web. Queco Piña, guardameta del Celta B, firmó el primer gol del encuentro contra el Rayo Vallecano mediante un saque de portería. El viento contribuyó a convertirlo en un disparo de 100 metros. El coruñés ya había marcado cuando era cadete, aunque entonces fue actuando como jugador de campo a petición propia. Y aunque le dedica el tanto a su mujer, ni lo celebró con entusiasmo sobre el césped ni se ufana ahora. Buscó enseguida al meta rayista al final del choque para darle ánimos. "Se le veía bastante afectado", indica.

Queco Piña se dispone a sacar de puerta. Minuto 44 del encuentro contra el Rayo Vallecano. El portero céltico le pega con fuerza. El viento impulsa el vuelo del balón. Supera a los jugadores que hormiguean en el campo rayista. El bote alto en la frontal caza al arquero local a media salida. Bielsa ha calculado mal. Intenta rectificar, pero la estirada no le alcanza. "Ni mucho menos lo esperaba", confiesa Piña. "No es de esos que ves salir y te vas diciendo: "Que llega, que llega". Pensé que alguien le daría. Cuando me percaté, ya era gol. Los compañeros vinieron corriendo hacia mí y yo no sabía qué hacer. Cosas que pasan".

El coruñés gestiona con tranquilidad la resonancia de la acción. Es de esos goles que recorrerán los telediarios del planeta como anécdota llamativa. Su condición de portero convierte en especial el gol y a la vez le invita a contenerse. Ha sufrido en sus carnes ser la víctima colateral de las alegrías ajenas. "Cuando marca un futbolista, suelen preguntarle a quién se lo dedican. Mi mujer siempre me decía que a ver si le dedicaba algo. Pensé que sería la parada de un penalti. Ya le he dicho que he cumplido para toda la vida. Pero enseguida me acordé del otro portero. Por eso ni quise celebrarlo". El futbolista céltico conversó con su compañero del Rayo Vallecano B al final del encuentro. "Es una pena. Bielsa debutaba. Se le veía bastante afectado. Le di ánimos".

Se le nota el tono paternal incluso con el rival. Piña ejerce de inesperado veterano a sus 31 años. Había militado en el Celta B entre 2000 y 2002. Hizo carrera después en Ourense, Lalín, Racing de Ferrol, Alicante y Ponferradina. Volvió en febrero "por causas extraordinarias" que afectaban a los porteros del filial y del primer equipo (lesión de Yoel, marcha de Táboas, compromisos internacionales de Rubén Blanco). "Me sentí extraño durante los primeros días. La gente me llamaba. Pero el grupo me ha adoptado muy bien. Me hacen algunas bromas, lo normal. Estoy viviendo una experiencia muy bonita. En Vigo había vivido dos años extraordinarios y me apetecía regresar. He podido disfrutar de aquello que no pude en la primera etapa, como trabajar con el primer equipo".

Inició su larga trayectoria en el Orillamar, en cuyo equipo cadete se estrenó como goleador. "Ya estábamos salvados, pedí al entrenador que me dejase jugar como delantero y marqué". Repetiría experiencia en el primer paso por el Celta B. Milo Abelleira también le cumplió el deseo en la Copa Federación, aunque sin el mismo acierto en el remate: "¿Alma de delantero? Son más las ganas que otra cosa".

Queco se centra en las paradas que deben contribuir a la permanencia en Segunda B del filial. En la Ciudad Deportiva Fundación Rayo empataron a dos. "Habíamos hecho una primera parte horrible. El 0-1 nos dio un plus de motivación. No es que sirviese de mucho porque nos empataron nada más comenzar la segunda mitad. Un punto es importante".

Sabe que en junio volverá a despedirse del Celta: "En nuestra profesión, el futuro es el presente. Depende de cómo acabes. Pienso en salvarnos y en pasar un buen verano, tranquilo. A partir de ahí miraré otras cosas". Ha aprovechado además para retomar los estudios. Cursa Económicas en la UNED. "Es difícil. Entrenamientos, viajes… Llegas cansando. No te apetece. Tienes que tener la cabeza en dos sitios distintos. Lo llevo con calma, poco a poco".

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