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Foto: Información de Alicante |
El Hércules llegó a Vigo en la jornada 14 de Liga, allá por el mes de noviembre, como sólido líder de Segunda División. Los alicantinos basaban su éxito en una tremenda fiabilidad defensiva –sólo habían encajado seis goles– que en aquellos momentos solapaba sus evidentes carencias ofensivas.
Al Hércules le bastaba ganar por la mínima para mantenerse en lo más alto. Pero esto no podía durar eternamente y tras vencer en Balaídos –cómo no, 0-1–, entró en barrena y, poco a poco, se fue alejando de los puestos de ascenso directo.
Pues bien, ahora se dispone a intentar su último asalto a la cumbre (está a siete puntos del Valladolid) y para hacerlo ha cambiado totalmente su fisonomía. Ahora es un equipo tremendamente ofensivo. Prueba de ello es que en los últimos cinco encuentros ha hecho 17 goles –más de tres por partido–, más de los que marcó en las primeras 16 jornadas de Liga.
Los pupilos del técnico gallego Juan Carlos Mandiá se medirán este sábado al Celta tras lograr dos contundentes victorias. El pasado sábado le endosaron un set al Murcia a domicilio (2-6) y hace dos semanas no tuvieron piedad del necesitado Girona (4-2), que falló lo indecible en la primera parte. A estas goleadas hay que sumar la que consiguió en el Rico Pérez ante el Guadalajara (5-0).
Los alicantinos no tienen una referencia ofensiva clara. De hecho, su máximo goleador, Míchel, sólo lleva nueve tantos. Esto ha provocado que en las últimas jornadas todo el equipo se haya implicado en tareas ofensivas. Así, en las dos últimas goleadas hasta siete jugadores ha visto puerta. Está en racha Urko Vera, que le metió dos al Girona y que ante el Murcia volvió a ver puerta. Además, también mojaron en estas dos jornadas Felipe Sanchón, que lo hizo por partida doble ante el Girona, Adrián Sardinero, Arbilla, Míchel, Carlos Calvo y Gilvan.
Miguel Román / Atlántico Diario
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