Baiano: "Recuerdo que fue un bello gol"


Fernando Baiano, el trotamundos goleador, encadena cuatro temporadas en Emiratos Árabes. Al-Jazira fue su destino cuando abandonó el Murcia en 2008. Al-Wada lo fichó en 2009. Concluye su contrato. Anticipa su marcha, que no su retirada. El ariete, de 33 años recién cumplidos, aún siente ese hormigueo que el fútbol le provoca. "Me iré a Brasil o algún otro sitio. Todavía tengo gas para seguir jugando", asegura.

Entre Brasil, Alemania, España y Emiratos suma casi doscientes goles. Con el Celta anotó 28 entre 2005 y 2007. Recuerda la mayoría. O al menos aquel que proporcionó al conjunto vigués su última victoria en un derbi. Sucedió el 15 de abril de 2007. "Fue un bello gol", exclama al otro lado del telefóno. El 1-0 alimentaría la esperanza celeste de lograr la permanencia, al final truncada.

Baiano cató el derbi gallego antes incluso de firmar con los celestes. Esa rivalidad se trasladó a los despachos durante las negociaciones por su fichaje. Horacio Gómez le ganó la mano a Lendoiro. Este, por aliviar el desencanto, mencionaría la maltrecha rodilla del brasileño, la fragilidad que le ha impedido rentabilizar al cien por cien sus excelentes condiciones. Y es cierto que Baiano apenas podía ejercitarse en la mañana posterior a cada encuentro. El cuerpo técnico lo dosificada. Pero ya fuese por casualidad o por despecho, el Deportivo fue una de sus víctimas predilectas. Marcó en el 0-2 de Riazor, bajo la batuta de Fernando Vázquez. Y marcó en el 1-0 del debut de Hristo Stoickhov como sustituto del santiagués.

Fue cuando la megafonía anunció al búlgaro como "el Hristo de la victoria". Premonición cierta a corto plazo, dolorosamente errónea en el trayecto más largo. Baiano recuerda que la visita del Deportivo a Balaídos se produjo "en un momento muy complicado. Estábamos peleando por la salvación. Sabíamos lo que significaba aquel derbi. Logré un gol muy importante, que nos permitió seguir vivos, aunque al final no sirviese para nada". Tiene fresca la secuencia, a Gustavo "corriendo por la izquierda y disparando. Yo estaba atento al rechace y marqué casi de tacón".

Baiano abandonaría el club ese verano. Una de las secuelas inmediatas del descenso. Pero el jugador no pudo escapar de sus consecuencias. La entrada en concurso congeló los 255.000 euros que el club le debía, convertidos finalmente en acciones mancomunadas con Placente y otros jugadores. No da el dinero por perdido: "Yo espero que podamos sentarnos y arreglarlo dentro de poco".

El ascenso facilitaría el arreglo. Aceleraría el saneamiento de la entidad viguesa. Convertiría sus acciones en un botín apetecible. "Pero no es por eso por lo que deseo que suba a Primera", advierte el brasileño. "Sigo apoyando al Celta. Le tengo cariño al club, a la afición. Es un equipo grande, que ha hecho mucha historia. Espero y creo que lo conseguirá". Asegura que sostiene esa opinión en lo que ha podido presenciar a través de la televisión o mediante internet: "Sé que está bien en la clasificación, que el conjunto funciona. Ojalá que el ascenso llegue de la forma más rápida posible". 

Armando Álvarez / Faro de Vigo

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