Un equipo camaleónico


Foto: El Norte de Castilla


El camaleón, animal famoso por su habilidad para cambiar de color según las circunstancias, es una de las especies más fascinantes que habitan la faz de la tierra. Su espectacular capacidad para mutar su propia pigmentación es única dentro de los seres vivos y representa su principal rasgo de distinción. A modo de metáfora, se considera un ente camaleónico aquel que es capaz de autotransformarse con el fin alcanzar un determinado objetivo.

De entre las muchas virtudes que presenta este Celta, quizás esa sea la que merezca mayor reconocimiento y admiración. Los de Herrera son una escuadra que practican un buen fútbol, con eficacia de cara al arco rival y una notable y mejorada seguridad defensiva. Línea por línea cuentan con jugadores de primer nivel en la categoría, lo que les ha permitido situarse en el segundo puesto de la clasificación siendo el mejor visitante y uno de los mejores locales de la competición.

Sin embargo, los últimos choques están demostrando una gran habilidad en los celestes para adaptarse a las circunstancias que plantea cada encuentro en momentos puntuales. Por delante, en igualdad, o por detrás en el marcador, el conjunto vigués siempre encuentra el traje más adecuado para vestirse en cada ocasión, adoptando las decisiones oportunas para que, con guión distinto, el desenlace termine siendo el mismo. Da igual si el rival cede descaradamente el control del esférico, caso del Recreativo, o si decide discutirle y hasta ganarle la posesión al Celta, como hizo el Valladolid. Es indiferente si el adversario decide presionar a los de Paco Herrera la salida de balón, o si opta por tirar la línea defensiva más hacia atrás. En las fechas recientes, parece que la escuadra olívica siempre encuentra la fórmula precisa para superar cualquier adversidad, demostrando un gran dominio de los diferentes registros que ofrece el fútbol.

A diferencia del curso anterior, los célticos han acogido el juego de posesión como principal arma para acosar la portería rival. No obstante, en determinados instantes como el sábado pasado en Valladolid, el fútbol de contraataque, tan recurrente en el pasado, vuelve a salir a la palestra. Ante el Almería, los de Herrera vencieron porque fueron a buscar a su oponente, le presentaron una preciosa batalla de puñetazos y su calidad pugilística le permitió soltar cuatro ganchos letales. En cambio, en Pucela, el contrincante tomó la iniciativa y el boxeador celeste se dedicó a aguantar, a soportar los golpes, consciente de que su oportunidad de vencer llegaría al final, donde asestó un golpe mortal.

Sin duda alguna, esta capacidad camaleónica que parece haber adquirido el Celta es su arma más importante de cara al final de temporada. Se ponga como se ponga el partido, los de Herrera cuentan con argumentos para plantarle cara. Más allá de otras cualidades, ser capaz de cambiar de color según convenga puede ser primordial en una selva tan peligrosa como la Liga Adelante.

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