R.C. Celta: un equipo lleno de mentiras


Foto: Gonzalo Martín Velasco 


Desde que Pep Guardiola situó a Leo Messi en el vértice del tridente ofensivo del Barça en aquel 2-6 en el Bernabéu, la prensa acuñó el nombre de delantero mentiroso a ese puesto en el que se sitúa desde entonces el astro argentino. La definición es bastante precisa ya que, a pesar de ocupar en el dibujo la posición de delantero centro, en la práctica el triple balón de oro es todo menos un delantero. Se le ve casi siempre más retrasado que tres cuatro jugadores blaugranas.

Paco Herrera, en una controvertida decisión, ha apostado por poner en esa moderna posición a Iago Aspas. Todos creíamos que era mediapunta, tanto nosotros los aficionados como sus exentrenadores. Por sus características, un jugador de fantasía, de último pase, le veíamos carente de las cualidades del killer que todos soñabamos para nuestro equipo. Nunca se había caracterizado por ser un goleador, y no se le veían buenas maneras dentro del área. Esto, unido a la competencia por ese puesto, hizo dudar a más de uno de la nueva demarcación del de Moaña. 

Precisamente para aumentar esa competencia, se firmó a un experimentado goleador de la categoría. Mario Bermejo demostró por donde pasó su calidad como cazagoles y de su saber estar en el área. Para sorpresa de todos, el entrenador celeste se jugó el inventarse una nueva posición mentirosa. Bermejo se ha tenido que reconvertir en un falso mediapunta, aprovechando su trabajo aéreo y físico de siempre, pero aportando muchas cosas que pertenecen a un enganche.

Y precisamente en la conjunción de esas mentiras está una de las claves del éxito del ataque vigués. El equipo máximo goleador de la liga lo es curiosamente sin un 9 y sin un 10 puros. Lo que podría parecer un caos es una pesadilla para las defensas rivales. Cada vez que Iago baja a jugar a tres cuartos de campo está fabricando una encrucijada para los defensas. Si se quedan en la línea defensiva permitirán que el 10 celeste reciba solo y pueda desplegar todo su genio como media punta, pero si le acompañan es el suicidio, ya que el espacio creado es pefecto para la incorporación del atacante cántabro e incluso para Orellana. Tres cuartas partes de lo mismo ocurre cuando cae a cualquiera de las dos bandas, donde además ese hueco lo ocupará uno de los mejores rematadores de cabeza de la categoría.

Pero la lista de mentiras puede no acabar aquí. Si contamos que Orellana juega en el extremo izquierdo a pierna cambiada, y su tendencia de aparecer por los tres carriles del ataque, no podemos pensar en el como un 11centrador tradicional al estilo Gustavo López, si no en un media punta más. Incluso podemos pensar que Ález López jugaba de mediapunta hasta su subida al primer equipo, lo que le permite regatear con facilidad en zonas donde un jugador estándar de segunda intentaría buscar soluciones más fáciles pero menos incisivas.

En definitiva, con todas estas mentiras que plantea Herrera, el Celta consigue obtener infinidad de ventajas, muchas más que las contras que plantean. Hacen que el equipo juegue de una manera poco convencional, pero muy atractiva de ver y, lo más interesante, muy efectiva. ¡Vivan las mentiras¡

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