De temas menores y anécdotas


Foto: Atlántico Diario
El Concello de Vigo, propietario del Estadio de Balaídos y su inquilino, el Real Club Celta, lo tienen claro. Aquí no pasa nada. Pese al derrumbe de algunos cascotes durante la celebración del partido ante el Numancia el pasado viernes, todo está bajo control según ambas partes. No problem. Ayer mismo se personaron en Balaídos tres técnicos, uno de Deportes y dos de Urbanismo, además de Manel Fernández, Concejal  de Deportes del Concello de Vigo y determinaron que todo está correcto, garantizando la seguridad en el vestusto estadio vigués.  

El Concejal aseguró que "podemos estar tranquilos" y calificó como "un tema menor" lo sucedido el pasado viernes. "Una vez conozcamos la dimensión exacta del problema podremos actuar en consecuencia. Visualmente no hay grandes problemas, pero habrá que esperar el dictamen de los técnicos", señaló el edil en unas declaraciones que recoge Faro de Vigo. En el día de hoy se dará a conocer el informe pero según estas informaciones se descartan daños estructurales. 

Por su parte, el Celta de Vigo tamén resta importancia a lo sucedido. Julio Vargas, responsable de instalaciones y seguridad del club celeste quiso destacar la celeridad con la que el Concello ha tratado este asunto, recordó que no es la primera vez que sucedía y calificó el incidente como "anecdótico". 

Es curiosa la facilidad que tienen los estamentos para calficiar ciertos sucesos como anecdóticos. Se me ocurren ejemplos como los hilillos de plastilina que brotaban del Prestige cuando Mariano Rajoy era portavoz del Gobierno de Aznar, o aquello de llamar desaceleración económica en vez de crisis a lo que pasaba en España por parte de Zapatero. En ambos casos también era una anécdota, un tema menor. Luego, el mar gallego se  llenó de chapapote y España de parados, y claro, dejó de ser una anécdota. 

Si los cascotes que cayeron el pasado viernes hubiesen golpeado a algún aficionado en la cabeza, los temas menores y las anécdotas serían muy diferentes. Es probable que Manel Fernández y Julio Vargas se refieran  a la escasa puntería de los cascotes, y les faltó agradecer a los trozos de cemento suelto la deferencia de no querer hacer daño a nadie y caer, como debe ser, en una zona donde casualmente no había público. Podían añadir también que confían y esperan que el cemento se conciencie y actúe de forma correcta, rigiéndose por los principios de la ética del hormigón, esa que dice: "No te caerás nunca cuando haya una persona debajo y puedas causarle algún tipo de daño". Recordemos que para solucionar cualquier problema no hay cosa mejor que mirar para otro lado. Cualquier avestruz lo aseveraría. 

1 comments:

Unknown dijo...

Para el próximo partido cascos de obreros para todos, jejeje

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