Nosotros también somos el Celta


Foto: Jorge Landín
No nos engañemos, el Dépor está de moda en Galicia, su directiva ha sabido aprovechar el tirón de los últimos partidos de la campaña pasada para comprometer al 100% al deportivismo con su proyecto. Por ello, el Coruña registra unos niveles de seguimiento que no se recordaban desde sus tiempos Champions. Si a eso le sumas que Barcelona y Real Madrid acaparan el 90% del espacio de cualquier medio deportivo y un porcentaje similar de seguidores en cualquier ciudad de España, seguidores que, por otro lado, escogen la opción más fácil, sumándose al caballo ganador, mostrando una increíble cobardía, la conclusión es clara, ser del Celta es muy difícil.

Es complicado ser del Celta en su propia ciudad. Es aun más complicado serlo en cualquier otro lugar de Galicia. Y aun así, somos muchos los que presumimos de celtismo más allá de las fronteras de nuestra región.

Es duro vivir en Pucela, levantarte una hora antes para buscar algún bar en el que pongan el partido, y cuando lo consigues por fin, darte cuenta de que, ¿a quién le importa lo que pase en ese partido? A fin de cuentas, eres el único que está pendiente de la televisión.

Hay días así, en los que te planteas si merece la pena ser del Celta, si no es mejor unirte a esa gran cantidad de personas que consideran que para disfrutar del fútbol hay que celebrar victorias o títulos, y que eso está por encima de cualquier sentimiento. Piensas, a veces demasiado, y te das cuenta de que a fin de cuentas, el fútbol solo es un hobby, ¿por qué sufrir en Segunda con el Celta pudiendo disfrutar de las victorias de Madrid o Barça?.

Sin embargo, el domingo no fue de esos días, más bien al contrario. Fue uno de esos días en los que llegas a odiarte a ti mismo por hacerte todas las anteriores preguntas. Te das cuenta de que no estás solo en esto. Te das cuenta de que no van a ser 11 ni 20 los que luchen porque el Celta dispute la Primera División la próxima campaña. Te das cuenta de que esos jugadores no se sostienen sin el cuerpo técnico que Herrera está manejando con maestría por detrás. Que a su vez eso no se sostiene sin una directiva inteligente, sin una directiva como la que tenemos, que por fin ha aprendido a escuchar a su afición. Y, sobre todo, te das cuenta de que todo eso lo mantienes TÚ, tú y otros decenas de miles de celtistas, los 16.000 que estaban en el estadio y los miles que nos teníamos que conformar con mandar todo nuestro apoyo desde la distancia.

Si algo hemos aprendido este sábado es que juntos somos más fuertes. Que nosotros somos indispensables para que Roberto Lago saque fuerzas para pelear el balón del tercer gol, o para que Bermejo consiga encontrar la energía suficiente para superar dos veces por arriba a toda la defensa almeriense. Quizás el Celta pueda ascender sin nosotros, no lo sé, pero si algo está claro es que, con nuestro apoyo, será mucho más sencillo.

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